El campo mexicano es un terreno fértil para la innovación. Las sequías y los cambios climáticos desafían a los productores, pero también abren puertas para soluciones tecnológicas. La inteligencia artificial (IA) combinada con imágenes satelitales puede transformar cómo se cultiva, optimizando recursos y mejorando rendimientos. Para los jóvenes emprendedores mexicanos, con talento en tecnología y pasión por el impacto social, esta es una oportunidad única para crear startups que impulsen el futuro agrícola.
La IA y los datos satelitales ya están generando cambios concretos. En Jalisco, productores de moras usan herramientas basadas en la plataforma IBM Watson para analizar datos climáticos y satelitales con las que ajustan el riego para ahorrar hasta un 15% de agua y aumentar cosechas en un 10%. En Sonora, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) emplea modelos de IA que procesan imágenes satelitales para predecir rendimientos de maíz con un 85% de precisión, ayudando a planificar siembras. Estos ejemplos muestran un camino claro: los datos obtenidos desde el espacio pueden resolver problemas en la tierra.
Para los jóvenes emprendedores, las oportunidades son vastas. Una startup podría desarrollar una aplicación móvil que integre imágenes satelitales gratuitas de la NASA o la ESA con algoritmos de IA para ofrecer recomendaciones personalizadas a pequeños productores. Por ejemplo, un agricultor en Chiapas podría saber cuándo regar sus cultivos de café basándose en datos de humedad del suelo y pronósticos climáticos. En India, la startup CropIn Technology Solutions creó una plataforma de información agrícola basada en datos satelitales bajo el modelo de suscripción que ha permitido aumentar cosechas en un 12% y reducir fertilizantes en un 20%. En México, una iniciativa similar podría enfocarse en cultivos clave como maíz o aguacate, adaptándose a las necesidades locales.
Otra oportunidad es crear startups especializadas en drones. Equipados con cámaras multiespectrales, los drones pueden detectar plagas o deficiencias en cultivos con alta precisión. Una startup podría ofrecer servicios de monitoreo a productores, generando mapas de salud vegetal que reduzcan el uso de pesticidas y fertilizantes. Además, las proyecciones actuales indican que mercado global de drones agrícolas crecerá de 6.1 mil millones de dólares en 2024 a 23.78 mil millones en 2032, lo que señala una demanda creciente.
El ecosistema mexicano favorece estas ideas. El país gradúa a miles de ingenieros anualmente, y menos del 1% se especializa en IA. Aquí hay un nicho: startups que formen equipos interdisciplinarios, combinando expertos en datos, agrónomos y diseñadores de apps. Además, México cuenta con un sector agrícola diverso y una industria tecnológica en auge, con empresas en Guadalajara, Ciudad de México y Monterrey. Una startup podría, por ejemplo, asociarse con cooperativas en Michoacán para monitorear cultivos de aguacate, ofreciendo suscripciones asequibles a sus servicios de IA.
Desde luego para lograr estas iniciativas hay que vencer muchos retos. Desarrollar tecnología requiere capital inicial, y la inversión en I+D en México es solo el 0.31% del PIB. Sin embargo, los emprendedores pueden aprovechar fondos de aceleradoras como Startup México o buscar alianzas con instituciones como el CIMMYT. La resistencia cultural de algunos productores a la tecnología también es un factor, pero casos como el de Jalisco muestran que resultados tangibles —menor gasto, mayores ganancias— generan confianza.
El campo mexicano necesita innovación, y los jóvenes tienen el talento para liderarla. Crear una startup que combine IA y satélites no solo es viable, sino que puede transformar vidas, desde el agricultor que ahorra agua hasta la comunidad que asegura su cosecha. Sí eres emprendedor, es momento de actuar. Sí no lo haces, emprendedores de otros países aprovecharán la oportunidad.
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