La propuesta del presidente Donald Trump de reducir el presupuesto científico de la NASA en un 50% para 2026 ha encendido alarmas en la comunidad científica y espacial global. Esta decisión, que incluye la cancelación de misiones clave como el Mars Sample Return y el telescopio espacial Nancy Grace Roman, así como la eliminación de programas de investigación climática, no solo amenaza el liderazgo de Estados Unidos en la exploración espacial, sino que también tiene profundas implicaciones geopolíticas y consecuencias directas para países como México, que dependen del avance científico global. Es imperativo actuar para mitigar este error estratégico, que podría ceder el dominio espacial a potencias como China y limitar el desarrollo tecnológico
Un golpe devastador a la ciencia espacial
La NASA, con un presupuesto actual de 24,800 millones de dólares, enfrenta un recorte de 6,000 millones, con un impacto desproporcionado en su Dirección de Misiones Científicas, que vería su financiación reducida a 3,900 millones. Proyectos como el Mars Sample Return, crucial para entender la habitabilidad de otros planetas, y el telescopio Nancy Grace Roman, diseñado para explorar exoplanetas y la energía oscura, están en la cuerda floja. Incluso misiones activas, como las sondas New Horizons y Juno, podrían ser apagadas prematuramente. Estas pérdidas no solo frenan el descubrimiento científico, sino que también afectan a miles de investigadores y empleos en Estados Unidos y sus socios internacionales.
El impacto en la investigación climática es igualmente alarmante. La propuesta elimina más de la mitad del programa de ciencias de la Tierra, incluyendo satélites de monitoreo climático, en un momento en que 2024 fue el año más cálido registrado, con un aumento de 1.47 °C respecto al promedio del siglo XIX. Estos recortes no solo debilitan la capacidad de predecir desastres naturales, sino que también afectan a comunidades vulnerables, incluyendo las de México, que dependen de datos satelitales para enfrentar huracanes, sequías y otros fenómenos extremos.
Consecuencias geopolíticas: Cediendo terreno a China
Geopolíticamente, este recorte es un regalo para China, que está invirtiendo fuertemente en su programa espacial, incluyendo la Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS). Mientras Estados Unidos abandona proyectos como el Gateway lunar, China avanza con socios internacionales para establecer una presencia permanente en la Luna. Esto no solo otorga a China una ventaja estratégica en recursos lunares, sino que también le permite liderar la narrativa global en ciencia y tecnología espacial. Como señala Casey Dreier, de la Planetary Society, estos recortes son “un paso atrás” que podría tomar décadas en revertirse, dejando a Estados Unidos en una posición de desventaja frente a competidores globales.
La decisión también tensiona las relaciones con aliados como la Agencia Espacial Europea, Canadá y Japón, quienes han invertido en proyectos como Gateway. Cancelar estas colaboraciones debilita la confianza internacional en Estados Unidos como líder espacial, abriendo la puerta a China para llenar el vacío.
Impacto en México: Un freno al desarrollo regional
Para México, las consecuencias son significativas. Aunque no es un actor principal en la exploración espacial, México se beneficia de la transferencia tecnológica y los datos científicos generados por la NASA. Los satélites climáticos, por ejemplo, son esenciales para monitorear fenómenos como huracanes en el Golfo de México, que afectan directamente a comunidades costeras. La eliminación de estos programas podría limitar la capacidad de México para anticipar y mitigar desastres, aumentando los costos humanos y económicos.
Además, la colaboración en ciencia y tecnología espacial inspira a estudiantes e investigadores mexicanos. Proyectos como el telescopio Nancy Grace Roman fomentan vocaciones en STEM, un área donde México busca crecer. Reducir estas oportunidades frena el desarrollo de capacidades locales y perpetúa la dependencia tecnológica. México debe buscar alianzas alternativas, como con Europa o Japón, pero estas no reemplazarán fácilmente el liderazgo de la NASA.
Qué tenemos que hacer
- Revertir los recortes científicos: El Congreso de Estados Unidos debe rechazar esta propuesta y restaurar al menos el 80% del presupuesto científico de la NASA para proteger misiones clave y la investigación climática. La ciencia no es un lujo, es una inversión estratégica.
- Fortalecer la cooperación internacional: México y otros países de América Latina deben presionar por un marco global que garantice la continuidad de proyectos como Gateway, buscando roles activos en iniciativas lunares para no quedar rezagados.
- Impulsar la ciencia local: México debe aumentar su inversión en educación STEM y buscar alianzas con agencias espaciales emergentes para diversificar sus fuentes de conocimiento y tecnología. Esto incluye fomentar programas de formación en universidades para aprovechar el talento joven.
- Generar conciencia pública: Tanto en Estados Unidos como en México, es crucial educar a la población sobre la importancia de la ciencia espacial para la seguridad, la economía y el progreso. Campañas públicas pueden presionar a los gobiernos para priorizar la exploración responsable.
Un error histórico
El recorte del 50% al presupuesto científico de la NASA es un error histórico que amenaza el liderazgo de Estados Unidos, cede terreno geopolítico a China y limita el desarrollo tecnológico en países como México. La ciencia espacial no es un gasto, es una inversión en el futuro de la humanidad. Si no actuamos ahora, pagaremos el precio con un retroceso científico y estratégico que afectará a generaciones. México debe alzar la voz, diversificar sus alianzas y apostar por la ciencia para no quedar al margen de la nueva era espacial. El universo no espera, y nosotros no podemos permitirnos detenernos.
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