La aviación ejecutiva subió un peldaño en su afán de hacer la vida más cómoda y amigable. Hay compañías de aviación privada que dan servicios de auténtico lujo para que las mascotas viajen con sus dueños a todo confort.
El escenario pandémico trajo consigo un aumento considerable en la adopción de mascotas. Este fenómeno hace que, si volar en un jet privado es sinónimo de privacidad y exclusividad, no es de extrañar que también gocen de este privilegio nuestros amigos.
Las aerolíneas comerciales permiten que animales como gatos o perros viajen en cabina, siempre y cuando el transportador quepa debajo del asiento. Sin embargo, los animales más grandes tienen que viajar en bodega, separados de sus acompañantes y de manera incómoda.
La aviación privada lo sabe y, por eso, volar en este tipo de aviones permite que vayan cómodos y sin desconocidos alrededor.
Este sector confirma la tendencia al alza. Empresas como Netjets aumentaron la demanda de clientes con mascotas, 1 de cada 4 clientes ya vuela con animales. El escenario de incertidumbre, generado por la pandemia, provocó que los más adinerados envíen a sus perros o gatos en avión privado para encontrarse con ellos.
Esto requiere que la tripulación se forme específicamente para su cuidado. En saber identificar la temperatura, interpretar el lenguaje de su cuerpo, si el animal está estresado o excitado, etc. Además de ofrecer un kit de viaje en el que se incluyen golosinas, toallitas, etc. También dan soluciones “pet friendly” como búsqueda de hotel.
Hay compañías que van más allá, ofreciendo cursos para que la mascota alivie su miedo a volar y así prepararlo para su futuro vuelo.
Aumentan los vuelos donde los pets tienen un protagonismo esencial. El concepto en la relación entre humanos y animales ha cambiado de forma sustancial. El principal activo de esta unión es la coexistencia y las compañías privadas apuestan firmemente por ello.
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