Conforme me pongo el cubrebocas para salir de mi casa e interactuar por necesidad con la sociedad y constato la enorme cantidad de ciudadanos que simple y sencillamente se niegan a usar esta elemental y efectiva medida de protección, o en muchos casos no lo portan correctamente, me viene a la mente la célebre frase de Benito Juárez: “el respeto al derecho ajeno es la paz”.
Me parece que es un derecho básico del otro el que yo, como potencial vector de contagio de un virus tan serio como el covid-19, si no me puedo quedar en casa, por lo menos tenga la decencia de cumplir de manera correcta con los protocolos que las autoridades sanitarias han establecido para minimizar en lo posible el riesgo de contagio en la población.
Si aceptamos lo anterior como válido el argumento anterior, ¿por qué entonces tantos mexicanos desoyen las recomendaciones sanitarias y no usan el mentado cubrebocas?
¡Porque les vale! Porque crecieron en un país en el que el desprecio por el Estado de Derecho, es decir, un modelo de orden para una sociedad por el cual todos sus miembros se consideren igualmente sujetos a códigos y procesos legales divulgados públicamente, los cuales prevalecen sobre los intereses personales, es total.
Lo compruebo todos los días; desde el momento en el que la vecina incumple con el reglamento del condominio al dejar a sus mascotas sueltas en las áreas comunes, hasta cuando me entero que los pilotos al mando de cierta aeronave tenían licencias obtenidas de manera fraudulenta, o constato el desprecio a los derechos laborales, caso de lo sucedido en Mexicana de Aviación. Qué decir del desempeño de nuestras autoridades a todos los niveles. ¡Total impunidad!
¿A quién debe extrañar entonces el clima de violencia e inseguridad en el que vivimos los mexicanos? ¡A nadie!
¡Por favor! Si ha quedado perfectamente claro el desprecio por la vida de los ciudadanos que han exhibido la mayoría de nuestros gobernantes al privilegiar sus intereses políticos sobre la necesidad de atender las consecuencias sanitarias y económicas de la pandemia, ¿qué podemos esperar de los integrantes de una sociedad tan descuidada y con tan poco sentido cívico como la mexicana?
