Del concurso a la quiebra
Lo peor que le puede suceder a una empresa buena y consistente es que unos nuevos administradores desperdicien su riqueza y su potencial y termine entrando en quiebra. Una de estas empresas, proverbial en nuestro país, Mexicana de Aviación, terminó en la declaratoria de quiebra (que aún no ha causado estado), porque carecermos de un sistema que ponga por delante la utilidad y riqueza que una empresa ofrece al país.