En torno a la gestión de la estrategia aeronáutica nacional esperamos ansiosos la emisión declaratoria de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes –autoridad titular en la materia en México- pero tan sólo nos encontramos con una mera continuación de una desgastada e insustentable línea retórica carente de visión de largo plazo.
Trágico resulta darse cuenta que cuando salen “nuevos” desarrollos en torno a uno de los temas más álgidos de esta incipiente administración -a saber suspender la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) e integrar un complejo y no totalmente claro “sistema aeroportuario” en el Valle de México integrado por Santa Lucía, Benito Juárez y Toluca- los mismos no nos sorprenden por sí mismos (ya los veíamos venir) pero si evidencian que hay un serio problema lógico elemental en el pensamiento estratégico y administrativo en el cauce de este episodio de la vida nacional.
Los procesos estratégicos (es decir integrales, de largo plazo, multi e inter dimensionales en la Administración Pública) se encuentran organizados en un patrón claro y definido por una simple razón, y la misma es que es el camino eficiente y lógico más conducente para consolidar los objetivos y aspiraciones nacionales. El adelantar conclusiones o tratar de influir en ellas en virtud de criterios o determinaciones previamente concebidos simplemente es un error metodológico básico, imperdonable y potencialmente desastroso.
En columnas anteriores el suscribiente ha planteado este proceso estratégico con mayor detalle, pero sin intención de ser irreflexivamente repetitivo vale la pena hacer un breve y sintético repaso: todo proceso inicia con la concepción de un proyecto, fundamentado a su vez en una visión estratégica; a este paso sigue un amplio proceso de planeación, seguido de la gestión del mismo por medio de un desarrollo del proyecto y su correspondiente ejecución; estos pasos son seguidos de un proceso de administración para posteriormente ser evaluados y la secuencia completa retroalimentada. En síntesis concluyente los resultados de la evaluación deben ser compatibles con aquellos plasmados en la concepción, y correspondientes al resultado esperado de la visión original, de un plan mucho más amplio. Si esto no es así se debe emendar el proceso o bien buscar otra alternativa. La secuencia es clara, lógica y demostrada más allá de toda duda. Sin embargo, parece la presente administración federal se esta saltando algunos pasos clave en materia de infraestructura aeronáutica estratégica nacional.
Caso en cuestión: el día 23 de enero la Secretaría de la Defensa Nacional solicitó a la Secretaría de Hacienda recursos adicionales a su presupuesto por un monto de $ 885, 571, 400 pesos, mismo que será destinado para llevar a cabo catorce estudios pre-inversión para determinar la factibilidad de convertir la Base Aérea Militar No. 1 Santa Lucía, Estado de México, en un “aeropuerto internacional”. Simultáneamente (y sin que este monto se haya aprobado) se lanzó la convocatoria oficial de esta institución para realizar estos estudios, los cuales en teoría comenzarán en febrero (sin aclarar todavía las disposiciones para la licitación de estos proyectos) con una fecha de término en diciembre del año en curso.
Por si estos datos no fueran suficientemente confusos, la SHCP no ha aclarado si este monto solicitado por SEDENA es adicional o complementario a los más de 15 mil millones de pesos asignados en el presupuesto federal 2019 para la construcción de este “sistema aeroportuario”. Lo que pareciera ser un paso más en la dirección de consumar una draconiana y cuestionable “promesa” de campaña queda aún menos clara cuando el Grupo Aeroportuario de Ciudad de México señala que las obras del NAIM continuarán hasta junio. Surgen las preguntas: ¿por qué seguir trabajando y seguir metiéndole dinero a una obra que esta “muerta”? ¿qué no sería seguirle metiendo recursos a un proyecto condenado al ignominioso olvido?
Las dudas y preguntas abundan, la claridad cada vez más se va perdiendo de foco, y la realidad nos obliga a regresar al planteamiento anterior de este sintético texto: hay una secuencia que debe seguirse en proyectos estratégicos, y no nos podemos saltar pasos. En otras palabras, el Estado Mexicano debe aclarar primero cuál es su visión estratégica, la concepción estratégica de su “sistema aeroportuario” del Valle de México, y debe publicar su planeación estratégica. La misma debe incluir estudios de todo el Valle de México y del país en su conjunto con la finalidad de justificar y acotar la necesidad de este proyecto, y posteriormente determinar su viabilidad en corto, mediano y largo plazo. La participación de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), MITRE y otras entidades internacionales especializadas en seguridad de la aviación pueden darnos otros puntos de vista y fortalecer este proyecto.
En otras palabras: no saltemos a conclusiones de que “Santa Lucía va por que va por que es la mejor opción” antes de tiempo. En un proceso estratégico de estas dimensiones poco sabio es saltarse pasos previos, consideraciones lógicas, descalificar opiniones, asumir conclusiones previas y cerrarse a un solo desenlace. Para pronto, no debemos olvidar que el orden de los factores sí altera el producto.
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