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27/12/2024

Las metas de descarbonización se cumplirán hasta 2050: ICF

Redacción A21 / Lunes, 3 Octubre 2022 - 01:00
En 2030 sólo habrá un 10% de energías limpias en la aviación

Las metas de descarbonización de la industria aérea tienen dos importantes retos, el primero es lograr una mayor producción y distribución de combustibles sustentables (SAF por sus siglas en inglés), y el segundo es el continuo crecimiento del sector, ya que aunque las mejoras tecnológicas ayuden a disminuir el grado de contaminación, el hecho de que haya más aviones activos hará que las emisiones totales se incrementen, consideró Alastair Blanshard, gerente senior y líder de Aviación Sostenible de la consultora global especializada ICF.

“Para que el desafío de la industria sea crecer y descarbonizarse al mismo tiempo, necesitamos ajustar las emisiones del combustible que se está utilizando. Hay dos maneras en que podemos hacer eso: una es usar un combustible diferente que sea cero, o bajo en carbono, como la electricidad, y la segunda es el uso de energías alternativas como el hidrógeno limpio, para este último el desafío es la necesidad de un avión completamente nuevo para lograrlo”, afirmó el experto en aviación sostenible.

El directivo explicó que es más fácil cumplir con los objetivos de descarbonización de 2050, que los de 2030, porque se genera un ciclo de capital completo. “Cada avión que vuele para esa fecha, será un avión nuevo; es decir, habrá menos de las aeronaves construidas hoy en día”.

“Hay una gran oportunidad en las próximas tres décadas para analizar la colocación de capital, para acelerar las mejoras de eficiencia de las aeronaves, para analizar la adopción de SAF así como la adaptación de esas aeronaves para usarlas”, afirmó Blanshard.

En los combustibles con menos carbono, ya sea que se trate de combustibles existentes con tasas de mezcla más altas de SAF o de una combinación de hidrógeno o aviones eléctricos, el desafío es asegurar que se reemplace a tiempo, por ello es algo que debe comenzar lo antes posible.

De acuerdo al experto, el mayor problema con este reto para 2030, es que la línea de tiempo límite está muy próxima, y no quedan muchos años para lograrlo.

“Otro problema es que el avión que estemos volando en 2030, ya está bastante determinado, es decir que la tecnología no cambiará tanto en un periodo tan corto respecto a lo que ya se ha realizado actualmente; es decir, los cambios no representarán una parte significativa de la flota global”, declaró.

Respecto a la producción y distribución de SAF, Alastair Blanshard explicó que por lo general toma dos años poner en servicio este tipo de instalaciones abastecedoras, por lo que para 2025 ya debería existir una mayor infraestructura y a más tardar en 2030 ya debería estar funcionando.

Dentro de ocho años, para 2030, descarbonizaremos el 10% del combustible. También se habla de un 10% de uso de SAF para 2030. Y esa es la gran diferencia que para 2050 se utilizará un 100% SAF. “Así que haremos el 10% en 10 años y luego el 90% en los siguientes”.

“El ingenio humano ha sido increíble, nos llevó poco más de 50 años pasar del primer vuelo aéreo a la persona que aterrizó en la luna. Es mucho lo que podemos lograr durante períodos de tiempo más largos”, afirmó. 

“El desafío es que para lograr una meta en 2030, dados los ciclos bastante largos de reemplazo de capital y el desarrollo tecnológico, se tiene mucho que hacer en los próximos 20 meses. Así que para mí el desafío debe centrarse en el largo plazo”, aseveró Alastair Blanshard.

Los pasajeros, inversionistas y gobiernos tienen diferentes puntos de vista desde los cuales ejercen presión para reducir las emisiones. “Básicamente, salimos y le dijimos a la sociedad que la industria de la aviación puede lograr sus objetivos de crecimiento para poder más que duplicar su tamaño en 2050”.

Uno de los principales problemas del incumplimiento de las metas es que generaría mucha desconfianza en el sector, incluso sería posible que se busque su regulación; es decir, se podrían imponer impuestos de carbono mucho más altos o se limitaría el crecimiento de la industria, entre otras acciones punitivas.

“Esto significaría que la aviación puede obtener muchos menos beneficios, pero se reducirán las emisiones. Entonces, para mí, ese es el gran riesgo al que nos enfrentamos”, concluyó.

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