El Gobierno de Joe Biden se encuentra dividido sobre si acceder o no a una petición de la industria estadounidense de biocarburantes, que busca que el combustible de aviación sostenible (SAF) fabricado con etanol a base de maíz, pueda optar a las subvenciones previstas en la ley climática de la Casa Blanca.
Esta indecisión ha generado una batalla de grupos de presión entre dos grandes interesados: por un lado, los partidarios del Cinturón Agrícola, que consideran el SAF crucial para el crecimiento del etanol; y, por otro lado, los defensores del medio ambiente, que afirman que la roturación de tierras para cultivos destinados a la producción de combustible es contraproducente para resolver el problema del calentamiento global.
El conflicto se basa en un requisito de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) del año pasado, que establece que los productores de SAF que deseen obtener créditos fiscales deben demostrar con un modelo científico aprobado que su combustible genera un 50% menos de emisiones de gases de efecto invernadero a lo largo de su ciclo de vida que el combustible de petróleo.
Los productores de etanol del Medio Oeste de Estados Unidos han solicitado a la administración que adopte un modelo que permita que el SAF a base de etanol cumpla con los requisitos, mientras que los ecologistas desean normas que favorezcan el uso de insumos como el aceite de cocina usado y la grasa animal.
Funcionarios de la Agencia de Protección del Medio Ambiente y de los departamentos de Agricultura y Energía tienen opiniones encontradas sobre qué modelo utilizar. El Zar del Clima de la Casa Blanca, John Podesta, está intentando resolver la cuestión.
Un funcionario de la Casa Blanca señaló que la política de la administración pretende incluir el etanol, pero que están buscando alinearse con las partes interesadas en la cuestión de la modelización.
La decisión será crucial para determinar quién se beneficia de los miles de millones de dólares en subvenciones esperadas del programa. Se espera que anuncie su decisión en septiembre.
El objetivo de la administración es suministrar al menos 3,000 millones de galones de SAF al año para 2030, como parte de su esfuerzo más amplio por descarbonizar el sector del transporte.
Para 2050, esperan que la industria del SAF, que es actualmente minúscula, cubra el 100% de la demanda de combustible de aviación, produciendo unos 35,000 millones de galones al año.
El grupo de presión de los biocombustibles, que ha encontrado aliados entre las aerolíneas comerciales y los legisladores de estados agrícolas, argumenta que la administración no puede cumplir esos objetivos si bloquea el etanol como materia prima de los SAF y, mientras tanto, perjudicaría a los agricultores.
Por su parte, los grupos ecologistas afirman que la administración debe evaluar cuidadosamente qué combustibles autorizar como materia prima de los SAF, considerando los riesgos climáticos que entraña la roturación de tierras para el cultivo de carburantes.
Facebook comments