El regreso del proyecto de Texcoco es imprescindible para la continuación del desarrollo del país, aquí le decimos por qué.
Lo primero que debemos considerar es la infraestructura y los estudios que llevaron a esta gran obra a realizarse y que tardaron más de 6 años de planeación, a sus certificaciones, las cuales fueron avaladas por universidades y compañías externas, su cercanía a la Ciudad de México (15 kilómetros desde el centro histórico), su conectividad terrestre, sus estudios ecológicos, de viabilidad y rentabilidad y sobre todo, es la entrada a México, un HUB de conexión y distribución a todo el país y al extranjero, no solo de pasajeros, sino también de carga aérea.
Su diseño: el edificio terminal fue diseñado por una colaboración entre Foster and Partners, FR-EE y Netherlands Airport Consultants, con ingeniería estructural de Arup, su diseño ha ganado premios internacionales.
Su infraestructura: el aeropuerto de Texcoco estaba previsto para tener hasta 95 puertas de embarque de contacto directo, gracias a sus tres pistas con capacidad de efectuar aproximaciones de precisión simultaneas. Una segunda etapa incluía el desarrollo de hasta seis pistas distribuidas en dos terminales.
Comparativamente con el AIFA
El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) tiene tres pistas, de las cuales una de ellas es de anchura y distancia limitada y es para uso de aeronaves militares, otra de ellas está limitada a la orografía, que compromete al procedimiento de aproximación por su maniobra de ida al aire y por los cerros que tiene enfrente, que obliga a las aeronaves a virar inmediatamente a la derecha y, por lo tanto, limita a la altitud mínima de decisión, la última es aquella que ya estaba en funcionamiento. El proyecto no se concluyó en su totalidad, por lo que tan sólo cuenta con 14 posiciones de contacto, de las cuales sólo 4 funcionan y no están aptas para recibir aviones de alto calado, tiene 34 posiciones remotas para un total de 48 y su funcionamiento es a través de subsidios millonarios proveídos por el gobierno.
Su distancia (44 kilómetros desde el centro histórico) dificulta su conectividad y seguridad terrestre.
El regresar al proyecto Texcoco, resolvería la actual problemática que se tiene, por el concepto de pago a la enorme deuda de 300 mil millones de pesos en indemnizaciones por cancelación de contratos y que actualmente se cubren con el impuesto de TUA del AICM y que, por cierto, no podrá cumplir eventualmente en su totalidad debido a la disminución programada de operaciones aéreas para enero del 2024 por decreto presidencial, las cuales serán reducidas de 63 por hora a 42 y al retiro de las empresas aéreas de carga.
El dejar de subsidiar al aeropuerto civil-militar de Santa Lucía, permitiría canalizar suficiente dinero para el mantenimiento y mejoras en las instalaciones del AICM, y de esa manera pueda funcionar eficientemente e incluso incrementar las operaciones en lo que se termina el proyecto de construcción del NAIM.
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