El diseño aéreo anterior fue el resultado de más de 30 años de estudios constantes, mejoramientos, con la implementación de RNAV, se consideraron los corredores con libramiento de obstáculos y terreno, además de acortar las aproximaciones, haciéndolas eficientes con descensos continuos, se evitaron a toda costa los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl al hacer las llegadas provenientes del sur por arriba de ellos, y los del norte a través de un sofisticado diseño en forma de “abanico”, que desembocaban en Santa Lucía por un corredor libre de la elevación del terreno y, posteriormente, hacia San Mateo, terminando en un punto a 4.7 millas de la parte final de aproximación hacia las pistas 5 derecha y 5 izquierda del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
Debido a la decisión del ejecutivo, se le encargó al director en turno, al señor Víctor Hernández, un rediseño adecuado capaz de operar el AICM, el AIFA y el aeropuerto de Toluca en conjunto, por lo que se les asignó la tarea a dos jóvenes sin ninguna experiencia previa en diseño aéreo.
El resultado fue un rediseño carente de estudios, hecho totalmente al vapor, en un tiempo récord de 6 meses, sin verificaciones ni certificaciones aéreas reales, rutas provenientes del sur a baja altura y encañonadas entre los volcanes y la sierra de Toluca, llegadas provenientes del norte, dirigidas hacia el poniente, volando cerca de las faldas del terreno ascendente, activando los sistemas de proximidad a tierra en muchos casos y conjuntándose ambas llegadas en un solo punto, provocando conflictos como la activación, en muchas ocasiones, de los sistemas de advertencia de colisión entre aeronaves.
Por otro lado, y de acuerdo al resultado de los estudios de Mitre Corporation, no deben operar los aeropuertos Benito Juárez de la Ciudad de México y el aeropuerto AIFA, pues el que se opere Santa Lucía en paralelo con el AICM provocaría el mismo efecto que tendría el operar el NAIM y el AIFA, se provocaría un conflicto inadmisible con los despegues hacia el norte y hacia el sur, y los cruzamientos afectarían la seguridad operacional y, una vez más, el riesgo sería constante.
En el aspecto ruido, ya en varias ocasiones hemos comentado acerca de los efectos negativos que ha ocasionado el rediseño aéreo, debido a que las aeronaves sobrevuelan la ciudad a baja altura y con mucha potencia en los motores, por efecto de la disminución de velocidad programada en las aproximaciones que los obliga a configurar las aeronaves prematuramente. También hemos comentado que el colectivo “Más seguridad, menos ruido”, representante de mas de 150 colonias y millones de personas afectadas, ha tratado de negociar en múltiples ocasiones con los administradores de Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam) la modificación de rutas, de manera que dejen de afectar a la población, con promesas de que se lograrían soluciones efectivas y expeditas sin que hasta la fecha se haya hecho algo al respecto.
Tan sólo esperamos que pronto los administradores actuales de Seneam rectifiquen el rediseño aéreo, para obtener la seguridad y la tranquilidad que el pueblo de México les exige y merece.
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