Siempre he pensado que cada género humano tiene un rol muy particular que jugar en la vida, no existe ninguna ventaja de uno sobre el otro. Desde tiempos remotos, lo que hace el hombre es muy diferente a lo que hace la mujer, la segunda es la que concibe la vida humana, es la que se encargaba de cuidar hasta con la propia vida la de su vástago, el varón era el encargado de proteger la vida de ambos y ver porque nada les falte, ni el alimento, ni el vestido. Pero, sobre todo, velar por la seguridad de la familia formada por la madre, el padre y quienes nazcan de esa unión. Las religiones se han encargado de subrayar estos roles, pero han impuesto una cierta jerarquía, ubican a la madre como el sexo débil y al varón como el sexo fuerte. Esto es relativo, porque la mujer es capaz de hacer todo lo que hace el hombre y el segundo puede hacer todo lo que hace aquella, excepto dar vida a un ser humano, sin soslayar que sin su participación no es posible que haya vida.
Es importante señalar que, el ver a la mujer como la débil de la novela, tiene que ver con un aberrante fenómeno social denominado machismo, que es el que da un lugar principal al varón. Suena arcaico, pero es algo que se da en nuestras sociedades, desde las más atrasadas hasta en aquellas que se dicen de primer mundo, obviamente esto conlleva hogares desintegrados, violencia intrafamiliar, trato indigno y muchas otras manifestaciones, ninguna de ellas agradables. En la aviación, esto no deja de presentarse. Recuerdo que una de las principales líneas aéreas de nuestro país no se le permitía a la mujer llegar a comandar una aeronave, justo en el ascenso a comandante se le “bloqueaba” de alguna manera y esto no se daba. De hecho, en mi sindicato pasó mucho tiempo en que se consideró contar con baño para mujeres en el estacionamiento y sala de reservas, esto parece increíble, pero me alegro de que finalmente se le haya reconocido a la mujer como un ser humano diferente.
En lo personal, pienso que no existe ninguna actividad exclusiva de alguno de los dos sexos. La diferencia radica en la manera de llevarla a cabo, es ahí en donde se hace la diferencia. En mi paso por la aviación, en la empresa en que laboré muchos años, me tocó dar entrenamiento a mujeres piloto y, considerando las diferencias de comportamiento normales, no encontré alguna de ellas que haya sido ni mejor ni peor que la desarrollada por el sexo opuesto. Les di teoría, también simulador y vuelo en avión, había unas que volaban mejor que otras, pero también algunas lo hacían mejor que otros, me refiero a los varones, aunque también varones que hacían mejor las cosas que algunas mujeres. La propia actividad aérea debe realizarse de cierta forma pero, por decirlo de alguna manera, no le importa quien lo haga si una mujer o un hombre, nada los distingue.
En Seneam, donde ahora me desempeño, la presencia de la mujer es una realidad, tan capaz de controlar tráfico aéreo es como lo son los varones, en todas las categorías y modalidades de trabajo, cuando te autorizan a despegar, aterrizar o darte vectores a algún lugar determinado, lo que te interesa es que la orden sea coherente y no que haya sido con un timbre de voz agudo o grave. El principal puesto en Seneam, aparte de las direcciones de área y, por supuesto, el de la dirección general, es el de la de coordinaciones regionales, estas son responsables del trabajo de controladores, auxiliares y supervisores, entre otros. Bueno, estas son ocupadas por mujeres, excepto una en que es un hombre el que la detenta. Una de ellas, buena amiga mía, me contesta cuando, en tono de broma, le digo que me preocupa que solo haya un hombre en estos puestos, me contesta “ya estamos viendo operarlo para convertirlo en mujer, capi”. Debo reconocer que el trabajo que desempeñan es impecable, son capaces, toman decisiones importantes, delicadas algunas, son disciplinadas, estoy encantado de trabajar con ellas.
Así que es mentira que haya sexo débil, hay quienes hacen el trabajo mejor que otros sin importar que se sea mujer o se sea hombre, hay personas más capaces que otras y menos, o no tan capaces, que otros u otras. No soy ni macho ni defensor de las mujeres, solo debo reconocer que nada tiene que ver que seas hombre o mujer para que se hagan bien las cosas.
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