Texcoco, el que iba a ser un aeropuerto de primer mundo, el Hub más importante de Latino America y comparable con los grandes aeropuertos de calidad mundial, fue cancelado a principios del sexenio de AMLO.
Hay que recordar que incluso ya cancelada su construcción el proyecto del Ingles Norman Foster ganó el premio RFT de arquitectura y diseño en el 2021.
Los estudios técnicos para construir el aeropuerto de Texcoco fueron avalados por OACI (Organización de Aviación Civil Internacional), la Organización mundial de transporte aéreo (IATA), la corporación MITRE, el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Autónoma de Nuevo León, el Colegio de pilotos aviadores de México y ASPA (Asociación Sindical de pilotos aviadores), entre otras instituciones.
Los estudios incluyeron plan maestros, geotecnia, diseño sísmico, hidráulica, aeronavegabilidad, espacio aéreo, meteorológicos y de ruido, así como la validación de su ubicación por parte de OACI, entre otros muchos estudios requeridos para cumplir con los requisitos de acuerdo a estándares internacionales
El costo de esta cancelación ha alcanzado los 300 mil millones de dólares y todavía hay que aumentar los 3,700 millones de billetes verdes que todavía se adeudan a contratistas de varias partes del mundo, dinero que seguimos y seguiremos pagando los Mexicanos con nuestros impuestos.
Ahora llega la desaparición del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) la empresa que hubiera sido la responsable de operar y administrar el que pudo haber sido unos de los mejores aeropuertos del mundo, al terminar todas sus etapas, en Texcoco.
En lugar de GACM llega “Casiopea” encargada a la Secretaría de Marina que ya tiene en sus manos la administración de 6 aeropuertos nacionales más y que va a resultar de la unión del aeropuerto Benito Juarez (AICM) y Servicios Aeroportuarios de la Ciudad de México.
Será Casiopea quien va a asumir todas las responsabilidades económicas fiscales que ha dejado la cancelación del aeropuerto de Texcoco.
Otra parte del control de aeropuertos de nuestro país ya está en manos del Ejército Mexicano que además es el encargado de administrar la nueva Mexicana de Aviación cuya operación, por cierto y según expertos, nos está costando 2 millones de pesos diarios y la cual espera tener alguna ganancia económica en el 2030.
Aunado a lo anterior la SEDENA ha solicitado 20 mil millones de pesos adicionales para hacerse de nuevos aviones.
Saquen sus cuentas.
Hay muchos ejemplos en el mundo sobre corporaciones y autoridades aéreas encargadas a militares y que simplemente no funcionan y que han sido barriles sin fondo y cargas financieras importantes para sus países.
Nuestros militares, quienes merecen todo nuestro respeto, son excelentes pero su formación es muy distinta a la civil y hoy tienen en las manos la administración de miles de millones de pesos.
La pregunta es, ¿estarán preparados para administrar y operar aeropuertos, líneas aéreas y, al mismo tiempo, ser autoridades aeronáuticas mientras cumplen con su obligación Constitucional como militares?
El futuro cercano nos dará la respuesta
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