A principios de los años setenta, lo que en aquellos días se llamaba RAMSA (Radio Aeronáutica Mexicana) era el organismo privado encargado de proporcionar los servicios de control de tráfico aéreo en nuestro país.
Este organismo trabajó por unos años como una empresa en liquidación, debido a que el gobierno reclamó el control de tráfico aéreo como una cuestión que debía ser regida por el estado y así el propio gobierno se disponía a matar dos pájaros de un tiro: primero se hacía del control total del organismo y por el otro lado enviaba a todos los trabajadores al apartado B del artículo 123 Constitucional, con lo que terminaba de tajo con las condiciones de trabajo y ganancias laborales que habían costado años de trabajo y esfuerzo al sindicato de RAMSA.
Durante la huelga declarada por los trabajadores sindicalizados del organismo, el gobierno tomó la decisión de sustituir a los controladores aéreos civiles por controladores militares quienes no conocían bien el trabajo, los procedimientos, procesos y protocolos de control de las cientos aeronaves civiles que llegaban y salían de México.
Debido a lo anterior, en las siguientes semanas se registraron todo tipo de incidentes y acercamientos peligrosos entre aeronaves con los obstáculos orográficos, provocados por la falta de conocimiento de las distintas áreas de control del país, la falta de experiencia de los controladores militares en operaciones civiles y, no pocas veces, se estuvo en peligro real de un accidente fatal.
Al final de cuentas, el gobierno se salió con la suya y RAMSA desapareció para convertirse con el tiempo en lo que hoy conocemos como SENEAM (Servicios a la navegación en el espacio aéreo mexicano) y que es el organismo gubernamental encargado de la delicada misión de controlar las miles de aeronaves que sobrevuelan el espacio aéreo de todo México cada año.
Hoy, nuestros controladores de tráfico aéreo están sufriendo un nuevo embate gubernamental y ven afectadas sus percepciones económicas, sus ascensos, sus descansos, entrenamientos y condiciones laborales generales.
Hay que recordar el importante trabajo que un controlador de tráfico aéreo lleva a cabo todos los días y que hasta hoy es la parte vital en el ordenamiento y control en el aire de aeronaves de todo tipo y tamaño en las complicadas y distintas áreas de control aéreo a lo largo y ancho del país.
Un problema adicional es que, en varias ocasiones, se ven obligados a realizar su delicado trabajo sin contar con un equipo de control moderno de alta tecnología, necesario para poder mantener una adecuada administración del espacio aéreo nacional, lo que en algún momento puede provocar demoras y cancelaciones o desvíos de aviones a aeropuertos alternos y, lo más importante: poner en entredicho la seguridad de las operaciones aéreas.
Quienes hemos tenido oportunidad de volar por distintas partes del planeta, sabemos que nuestros controladores de tráfico aéreo mexicanos son dignos de tener nuestra mayor confianza y la del público que viaja por aire debido a su experiencia, responsabilidad y un alto nivel de profesionalismo.
Me atrevo a asegurar, después de mis constantes experiencias por 45 años como aviador comercial en tres aerolíneas internacionales, que existen buenas y probadas razones para considerarlos entre los mejores del mundo.
Sin embargo, no podemos dejar de decir que últimamente ya se han registrado importantes demoras en vuelos de itinerario, con todas las consecuencias del caso, debido a diferentes fallas en los equipos de comunicaciones o radar en tierra y por lo que se puede ver este asunto podría ir para peor si le aumentamos la variante de controladores fatigados, con jornadas extendidas y condiciones laborales basadas en una austeridad que no se entiende cuando se habla de seguridad aérea, lo que los puede colocar física y psicológicamente en la zona de límites que, cuando se trata del cuidado de vidas humanas, debería ser rigurosamente analizada, tratada y desde luego evitada.
La relación laboral entre controladores de tráfico aéreo y el gobierno se encuentra más tensa cada día y ya ha habido emplazamientos de huelga nacional por parte de los controladores lo que sin duda traería un verdadero caos al sistema de aeropuertos en todo México y graves problemas adicionales para todas las aerolíneas que operan en nuestro país.
El control aéreo en el país sigue siendo ejemplo de eficiencia y seguridad. Nuestros controladores deberían ser tratados laboral y contractualmente en consecuencia, porque lo que tienen en sus manos es nada menos que la vida de cientos pasajeros y tripulantes.
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