“A veces no es cuestión de tener nuevas ideas sino dejar de tener ideas antiguas” - Edwin Herbert Land
Durante 45 años viví de mi trabajo en la industria aérea, 40 de ellos trabajando para una aerolínea nacional y no recuerdo uno solo de esos años en que mi generación no haya sido testigo de todo tipo de crisis que enfrentaron las empresas de aviación en México, lo que incluyó la quiebra de Aeronaves de México en 1988 y la de Compañía Mexicana de Aviación en 2010.
A lo largo de estos años, ya son incontables las líneas aéreas mexicanas que han enfrentado graves problemas que las han llevado incluso a la quiebra. La lista es grande y parece que podría agrandarse aún más en el corto plazo si no se actúa de manera inteligente.
La quiebra de Mexicana de Aviación, hace ya 10 años, ha sido el mejor ejemplo de la falta de visión de futuro de sus propios trabajadores quienes, instalados en sus zona de confort, no vieron los graves problemas económicos causados por los manejos financieros y administrativos de Gastón Azcárraga, a quien le fue entregada la aerolínea, prácticamente regalada por parte del gobierno.
Hoy a pesar de los ofrecimientos y promesas, Mexicana continúa en el limbo y me temo mucho que ahí seguirá, aunque hay quienes apuestan que la desaparición de otra aerolínea nacional podría dar vida a Mexicana. Yo creo que se equivocan.
En nuestros días, nuevamente podemos ser testigos de los graves problemas económicos y operativos que tiene otra aerolínea mexicana y me refiero a Interjet. Esto se debe, tal y como ha sido casi siempre, a una mala administración y a pésimas decisiones que tienen a la empresa y a miles de trabajadores en un hilo.
Los problemas de la empresa se iniciaron en el año 2013 con la compra de 22 aeronaves rusas Sukhoi. Este modelo ha demostrado haber sido la peor decisión en todos los años de operación de Interjet, por sus constantes boletines de seguridad y altos costos de operación y, aunado lo anterior, a un plan de negocios a todas luces ineficiente que hoy tiene a la empresa en graves problemas para el pago de impuestos después de un sistema de apalancamiento financiero muy por encima del adecuado en el sector aéreo.
A los grandes problemas que hoy vive Interjet, hay que sumarle una administración no solo ineficiente y errática sino enfrentada con sus trabajadores, la cual no entiende que en ellos tiene su más valioso activo y que son justamente sus trabajadores los que podrían dar su mejor aportación para ayudar a su fuente de trabajo a navegar dentro de esta zona de mal tiempo en la que se encuentra. La pregunta es, ¿el señor Miguel Alemán lo sabe?
Con la excepción del Sukhoi, Interjet cuenta con una flota moderna, una red de rutas importante, una infraestructura adecuada para su tipo de operación, ha mejorado la cantidad de pasajeros transportados, pero sus trabajadores necesitan ser motivados y reconocidos por su trabajo para que entre todos, administradores y trabajadores, pongan su esfuerzo e inteligencia para resolver los problemas. ¿El señor Miguel Alemán lo sabe?
Está a la vista que la administración de la empresa ha fallado en todos sentidos y además no ha sabido cuidar el factor humano, olvidando que sus trabajadores son quienes dan vuelta a la manivela de la máquina de hacer dinero. ¿El señor Miguel Alemán lo sabe?
Desafortunadamente, el trabajador de Interjet ya entrenado y con experiencia no tiene amor por la camisa, no tiene sentido de pertenencia y ya está buscando la manera de emigrar y buscar mejores horizontes lo que representa otra importante fuga para la aerolínea. ¿El señor Miguel Alemán lo sabe?
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