Las altas temperaturas y un deficiente aporte hídrico en los pilotos pueden generar alteraciones médicas de gran relevancia y poner en riesgo las operaciones aéreas. El estrés térmico puede ocasionar cambios en la presión arterial, transtornos en el ritmo cardiaco, alteraciones visuales, cambios en los estados de ánimo y alteraciones cognitivas como errores de juicio y falla en la toma de decisiones en situaciones críticas.
No olvidemos que el organismo debe trabajar en condiciones óptimas de temperatura e hidratación para desarrollar sus funciones motrices y cognitivas de manera adecuada. Sin embargo, el estrés por calor puede afectar tanto a pilotos civiles como militares. Suele presentarse durante largos periodos de espera en las fases previas al vuelo, como en el encendido de motores, taxeo, y los momentos previos a un despegue. Pero también puede ser ocasionado por las condiciones climatológicas y geográficas de algunos aeropuertos en el mundo, e incluso por la ropa que llegan a usar algunos pilotos, especialmente los militares, así como la negativa de estos a ingerir líquidos para no tner que orinar, particularmente en cabinas confinadas y aeronaves pequeñas sin servicios sanitarios.
Para evitar el estrés térmico, que también muchas veces ocurre debido a que los aviones pueden permanecer estacionados en diferentes aeropuertos durante muchas horas del día, bajo la intensa radiación solar, los pilotos deben tomarse el tiempo suficiente para ventilar sus aeronaves, abriendo puertas y ventanas mientras realizan el walk around y la tramitología legal en la comandancia de los aeropuertos.
El Capitán José Luis Merino es piloto aviador y médico cirujano oftalmólogo aeronáutico, diplomado en Medicina Aeroespacial. Es presidente del Comité Científico de la Asociación Mexicana de Medicina de Aviación y miembro del Colegio Mexicano de Medicina Aeroespacial y de la Asociación Iberoamericana de Medicina Aeroespacial.
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