Los aeropuertos europeos enfrentan desafíos clave para prepararse para el futuro, incluida la reducción de la inversión, la desvinculación de la viabilidad financiera del crecimiento del volumen, el restablecimiento regulatorio y el convertirse en dueños de su propia capacidad, señaló el Consejo Internacional de Aeropuertos de Europa (ACI Europa).
De acuerdo con la institución internacional, aunque los últimos datos de tráfico muestran que los volúmenes de pasajeros en toda la red de aeropuertos europeos acaban de superar sus niveles previos a la pandemia (2019) y los meses pico de verano prometen ser los más ocupados de la historia, las amplias brechas de desempeño entre los mercados aeroportuarios nacionales e individuales son parte de la nueva normalidad de la industria.
“Mientras que los aeropuertos de mercados de aviación de rápido desarrollo, como Albania, Uzbekistán y Armenia, están experimentando un crecimiento exponencial, y los de mercados de la UE dependientes del turismo y de visitas a amigos y familiares (VFR), como Grecia, Polonia y Portugal, superando sus volúmenes prepandémicos, muchos otros aeropuertos en países como Finlandia, Alemania, Suecia, la República Checa e Israel siguen muy por debajo de esos volúmenes”, indicó la institución europea.
“No hay duda de que vivimos en un mundo completamente nuevo. Las tensiones geopolíticas, la primacía del ocio y la demanda VFR, junto con la continua expansión de los transportistas de ultra bajo costo y de servicio completo, están dando forma a la suerte de los aeropuertos, lo que resulta en mayores presiones competitivas”, aseveró Olivier Jankovec, director general del aeropuerto de Estambul.
Añadió que si bien las cifras principales cuentan la historia de que el tráfico de pasajeros finalmente superó los niveles de 2019, ni siquiera la mitad de los aeropuertos de Europa (47%) han recuperado completamente sus volúmenes prepandémicos.
Por otro lado, la ACI Europa señaló que dichas presiones competitivas están alterando “en gran medida” las finanzas de los aeropuertos.
“Si en 2023 los aeropuertos europeos registraron un beneficio neto muy necesario de 8,000 millones de euros, esto sigue siendo inferior a lo logrado en 2019”, señaló el organismo regional.
Este resultado,se debe principalmente a que los ingresos no aeronáuticos aumentaron un 17% en comparación con 2019, en lugar de los cargos a los usuarios pagados por las aerolíneas, lo que solo arrojó un aumento de 2% en los ingresos aeronáuticos.
En tanto, señaló que las tarifas aéreas cobradas por las aerolíneas para viajes dentro de Europa aumentaron un 37% este mes en comparación con 2019.
“Muchos aeropuertos tuvieron que suspender las inversiones a raíz de la pandemia. Ahora necesitan ponerse al día para impulsar la resiliencia operativa, impulsar la descarbonización, seguir digitalizándose y aumentar la capacidad cuando sea necesario”, comentó el directivo de la terminal de Estambul.
Explicó que dado que la inflación ha elevado los costos operativos de los aeropuertos a niveles récord y la deuda acumulada desde la COVID sigue siendo de 130,000 millones de euros, simplemente no hay forma de evitar confiar más en el principio de que el usuario paga.
“Esto significa que las tarifas aeroportuarias no pueden congelarse ni mucho menos disminuir, sino que tendrán que aumentar para sostener los 360 mil millones de euros estimados en las necesidades de inversión en aeropuertos de Europa para 2040”, estimó el directivo.
De cara al futuro, Jankovec destacó que las ambiciosas políticas de descarbonización de Europa aumentarán el costo de los vuelos, lo que inevitablemente afectará a la demanda.
Debido a las limitaciones de capacidad que enfrentan muchos aeropuertos, esto presenta un desafío único ya que el modelo económico sigue dependiendo en gran medida del crecimiento continuo del volumen de demanda.
“Esto significa que necesitaremos desacoplar nuestra viabilidad financiera de esta lógica de crecimiento, lo que a su vez requerirá lograr un crecimiento en los ingresos unitarios”, mencionó Jankovec.
Añadió que aumentar los ingresos unitarios para reflejar el impacto de las políticas climáticas es precisamente lo que las propias aerolíneas están empezando a hacer, como lo demuestra la decisión de Lufthansa de añadir un “recargo por costo ambiental” a todas sus tarifas aéreas a partir del próximo año.
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