El nuevo jefe de Boeing, Kelly Ortberg, iniciará su dirección en los próximos días y deberá enfrentar varios retos que su antecesor, Dave Calhoun, no pudo evitar y que provocaron que la armadora estadounidense se haya ralentizado.
"Hay mucho trabajo por hacer y estoy ansioso por comenzar", dijo Ortberg el pasado miércoles, cuando fue seleccionado por la armadora.
Sin embargo, Dave Calhoun, quien anunció que abandonaría la nave Boeing hace unos meses, llegó a la compañía con las mismas ansias y con la promesa de superar los retos que derivaron en dos accidentes mortales en 2018 y 2019. No solo no lo logró, si no que dejó a la compañía en una situación más vulnerable.
Precisamente es en 2018 y 2019 donde se “soldaría” la primera pieza de la crisis en la que actualmente vive Boeing su día a día.
Los accidentes que involucraron a aeronaves 737 MAX 8 que provocaron la muerte a 346 personas en Indonesia y Etiopía, en 2018 y 2019 respectivamente, los hechos derivaron en que Boeing se declarara culpable hace un mes de fraude y que aceptara una multa por 243.6 millones de dólares (mdd).
La decisión se tomó para evitar ir a juicio, que en caso de que se diera y de ser declarada culpable, la compañía tendría que pagar hasta 24 mil mdd por los daños causados.
Si bien en este caso en específico la situación aún no está resuelta, fue un paso importante para Boeing; no obstante, los familiares de las víctimas de los accidentes no están satisfechas e iniciaron varias demandas para conseguir justicia.
Este es uno de los retos que tendrá que atender Ortberg, ya que la compañía además prometió gastar otros 455 mdd en los próximos tres años para mejorar sus programas de cumplimiento y seguridad.
Sin embargo, dicho compromiso involucra dos problemas que envuelven a Boeing en una capa de niebla e incertidumbre, dinero y seguridad.
Como ya se mencionó, Calhoun llegó con la promesa de resolver la crisis de los accidentes, tomó posesión en enero de 2020, un par de meses previos a la pandemia de Covid-19.
La crisis sanitaria provocó que Boeing modificara sus entregas a largo plazo, en un informe, señaló que estas caerían 11% entre 2020 y 2039. Esto sucedió porque las aerolíneas se vieron afectadas ante una disminución de la demanda de viajes, lo que provocó que adquirieran, en renta o compra, menos aeronaves, afectando las finanzas de la armadora.
El panorama no fue del todo sombrío y en el parabrisas de Boeing se vio el horizonte de la salida de la pandemia y un incremento en la demanda de vuelos a nivel global, esto derivó en un aumento de demanda de aviones. La armadora tuvo que incrementar su producción.
Y es aquí donde la compañía, de acuerdo con testimonios de exingenieros y obreros, cometió una serie de errores en la producción, ya que interpuso la cantidad antes que la calidad.
Sam Salehpour, exingeniero de Boeing, denunció ante la Administración Federal de Aviación (FAA) que durante la producción de los aviones 737 y 737 Dreamliner se llevaron a cabo procesos que pusieron en riesgo la longevidad y la seguridad de ambos tipos de aviones.
Además, la propia Boeing informó que sus trabajadores expresaron cada vez más preocupaciones por los procesos de producción de aeronaves.
En enero de 2024, un 737 MAX 9 de Alaska Airlines registró un incidente en pleno vuelo, donde una puerta-tapón se desprendió y provocó una despresurización de la nave.
A raíz de este hecho, la FAA y la Junta Nacional para la Seguridad en el Transporte (NTSB) iniciaron una serie de investigaciones y auditorías, en las que se confirma que Boeing y Spirit Aero Systems, su proveedor, fallaron en sus procesos de seguridad en la fabricación de fuselajes.
La situación aún no está resuelta y Boeing enfrentará un juicio en los próximos días, donde participarán sus directores, así como los de Spirit y autoridades de la FAA y NTSB.
Igualmente, tras el mencionado incidente, la FAA redujo la capacidad de producción de Boeing a un máximo de 38 aviones por mes, cuestión que ya tuvo una implicación financiera para la compañía, ya que en el segundo trimestre, la armadora registró una pérdida neta de 1,440 mdd, esto fue causa de una menor entrega de aviones.
Además, los ingresos retrocedieron un 14.6% a 16,900 mdd.
Precisamente en esta temporada de reportes trimestrales, distintas aerolíneas han culpado a Boeing y a sus retrasos como una de las causas de pérdidas financieras. Las aerolíneas han volteado a ver a otros fabricantes como Airbus o incluso Embraer.
Kelly Ortberg no sólo debe instaurar a la seguridad como “el pan de cada día” en Boeing, sino que debe recuperar la confianza de sus clientes.
El exdirector ejecutivo de United Airlines, Oscar Munoz, dijo en una entrevista a Reuters que Ortberg tendrá que ser realista con los ejecutivos, deberá llegar a los clientes clave y a los empleados de Boeing “y hacerles saber que tienen un líder en el que pueden confiar y con el que pueden trabajar”.
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