“Estamos comprometidos a hacer lo que sea necesario para restaurar (a la familia B737 MAX). Si eso significa cambiarle el nombre, entonces lo haremos” dijo Greg Smith, presidente financiero de Boeing durante el París Air Show que se celebra entre el 17 y el 23 de junio en el Aeropuerto de Le Bourget, en la capital francesa.
Aunque por ahora, la empresa no cambiaría el nombre de la familia MAX, sí está abierta para hacerlo, basándose en un estudio a nivel mundial, el cual ha demostrado que la imagen y el nombre de estos aviones están dañados luego de los dos accidentes aéreos ocurridos en Indonesia y Etiopía durante octubre y marzo pasados.
De acuerdo con Bloomberg, la compañía estadounidense ha contratado nuevos expertos que le apoyen para los aspectos técnicos y de marca. De igual forma, trabajan de cerca con la empresa de manejo de crisis Sard Verbinnen & Co.
A la par, Boeing continúa trabajando en el desarrollo y actualización de su software MCAS, posible causante de ambos accidentes, en los que fallecieron un total de 346 personas. Mientras esto sucede, ningún avión de la familia MAX puede operar vuelos comerciales a nivel mundial.
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“Éste es el momento más retador de nuestra historia. Pero, sin ninguna duda, es un momento pivotal para todos nosotros y es tiempo de que aprendamos de nuestras lecciones. Tiempo de ser introspectivos y tiempo de que hagamos realidad que accidentes como éste no vuelvan a suceder” dijo Kevin McAllister, jefe de la división comercial de Boeing.
Algunos miembros de la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos han señalado que los aviones MAX volverán a operar hasta diciembre, aunque aseguran que esto no sucederá si Boeing no entrega un producto totalmente seguro.
Por su parte, diversas aerolíneas a nivel mundial como American Airlines, Southwest y Icelandair han eliminado de sus rutas y horarios de verano el uso de estas aeronaves. Por lo menos hasta septiembre, señalan.
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