En China, un empresario de aquel país colocó un Boeing 737 en el centro de la ciudad de Wuhan y lo convirtió en un restaurante.
La idea es del empresario chino, Li Yang, que adquirió un Boeing 737 y lo transportó a la zona comercial de la citada urbe, donde lo convirtió en el restaurante Lily Airways, con una inversión de 4.7 millones de euros.
El sitio conserva varias áreas y detalles del interior del 737, destacando también los uniformes de tripulantes de cabina que visten las camareras y camareros, recreando para los clientes la experiencia de un pasajero en un vuelo.
Los precios en Lilly Airways oscilan entre 30 y 40 dólares por persona. Una de las principales novedades del restaurante, es que la cabina de pilotos la convirtieron en un simulador de vuelo donde los asistentes por 60 dólares podrán hacer uso de él.
Aunque esta moda ha crecido últimamente, donde aviones son convertidos en restaurantes, hoteles o residencias particulares, en México, en la década de los setenta, frente al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, una cadena de restaurantes, modificó un avión bimotor para usarlo como comedor, que operó hasta casi el comienzo de los noventa.
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