Brasil oficializó ayer su decisión de permitir que se fortalezcan las asociaciones entre aerolíneas nacionales con extranjeras y aumentó a un 49% el límite legal de propiedad a los inversionistas extranjeros.
Ello constituye un fuerte incentivo para los inversionistas de otros países ya que el límite de propiedad extranjera en el sector era del 20%.
El decreto presidencial fue publicado este miércoles en el diario oficial y fue tomado por los especialistas locales como un importante cambio en la política de la presidenta Dilma Rousseff, abriendo una de las economías más cerradas del hemisferio occidental al capital necesario para poner fin a una severa recesión económica.
La débil demanda local y la fuerte depreciación del real brasileño han generado fuertes pérdidas operacionales, obligando a las aerolíneas a eliminar rutas, reducir empleos y a buscar socios extranjeros.
Incluso versiones oficiales señalan que el Gobierno de Brasil estaría a favor de dejar que grupos extranjeros tengan el control de las aerolíneas locales.
Delta ofreció un impulso a la aerolínea brasileña Gol el año pasado tras un acuerdo de acciones y préstamos por 446 millones de dólares. La aerolínea estadounidense posee el 9.5% de participación en Gol, concentrada completamente en acciones preferentes.
El rival brasileño, Azul SA, también alcanzó un acuerdo en noviembre para recaudar 450 millones de dólares de la china HNA Group, tras postergar reiteradamente una planeada oferta pública inicial desde el 2013.
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