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22/11/2024

Proyecto Colmena: un paso para México dentro del Nuevo Espacio

Ana Lucía Altamirano / Viernes, 2 Junio 2023 - 01:00
La primera misión mexicana a la luna tendrá lugar este mes

Al hablar de la carrera por la conquista del espacio, el inconsciente suele llevarnos a aquellas películas de ciencia ficción donde más allá de cohetes y trajes espaciales, visualizamos ciudades hiper desarrolladas con vehículos volando a diestra y siniestra y construcciones futuristas. 

Aunque esas visiones parecen estar muy lejos de nuestro presente, la realidad es otra: ni la llegada al espacio es una cuestión del futuro, ni la “conquista” del espacio se verá así. No por lo menos en los próximos años.

Y es que el sector espacial está viviendo un momento muy importante históricamente, que se conoce como Nuevo Espacio: una fuerte transición que va a transformar económicamente el espacio debido, principalmente, a la miniaturización de la tecnología y la disminución de su costo, generando actividades en el espacio próximo a la tierra que ya serán comerciales.

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Pero estas actividades van a requerir materiales (principalmente minerales) que son muy caros de llevar desde la Tierra, pero que están disponibles en la Luna,  y por lo tanto, la minería va a ser una de las actividades que tendrán un fuerte desarrollo. De ahí viene Colmena, proyecto encabezado por el Doctor Gustavo Medina Tanco, quien habló en entrevista con A21. 

Él es responsable del Laboratorio de Instrumentación Espacial (LINX), del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM, y como tal, líder del proyecto Colmena, una misión internacionalmente original y mexicana que llegará a la Luna con el objetivo claro de desarrollar capacidad tecnológica para que México pueda ser un actor relevante en el proceso de transformación espacial, que se va a disparar esencialmente en la década del 2030. 

“La idea es identificar un nicho de tecnología, es decir, hacer que México no sea un consumidor de lo que se va a producir en este nuevo proceso socioeconómico, que va a incluir a la luna como parte de las actividades económicas de la civilización, sino que sea, efectivamente, un actor y Colmena es parte de esa respuesta”, explica Medina Tanco. 

Esa búsqueda tiene una estrategia: micro robótica.  Y es que, al menos en un futuro cercano, serán máquinas autónomas con inteligencia artificial sofisticada las que realicen los trabajos, esto debido al costo que implica llevar y mantener a un ser humano fuera de la tierra y la fragilidad que acusa un ambiente tan complejo. 

La idea es desarrollar la capacidad de hacer micro robots que puedan trabajar en equipo, para producir grandes cosas.  “Si bien una unidad aislada no tiene gran capacidad, si yo sumo centenas de millares de esas unidades, puedo hacer cosas inmensas y lo ves en la naturaleza todos los días. De ahí el nombre de colmena, pues el todo es más que la suma de las partes ”, explica el científico y detalla el plan. 

“Colmena es la primera misión de una serie de 3, que tenemos planeadas a la Luna por lo menos hasta 2030. Lo que nosotros queremos es desarrollar la capacidad de desplegar un enjambre grande de estos robots, que pueden ser centenas de millares, para realizar actividades de colección de minerales, minería, prospección, tanto en la Luna como en asteroides”, dice. 

Para esta primera misión, en la que trabajan alrededor de 200 estudiantes de diversas especialidades de la UNAM, se mandarán cinco micro robots de 56 gramos cada uno - los más pequeños que ya se hayan hecho en el mundo para aplicaciones espaciales - buscando cumplir hallazgos inéditos. 

“Lo que van a hacer es demostrar que una cosa tan chiquitita puede sobrevivir al lanzamiento en un cohete, al viaje cislunar para llegar a la Luna, a la radiación, a las variaciones de temperatura que va a enfrentar y, una vez llegado a la Luna, sobrevivir al regolito, que es este polvo -casi como un talco- que cubre la luna y que es tremendamente agresivo”, explica. 

Ya estando allá, los pequeños robots buscarán reunir conocimiento de gran valor. “Van a hacer mediciones de todo ese ambiente y del regolito cerca de la superficie, - que nunca se han hecho y que para nuestra tecnología es muy relevante-, porque las cosas que nosotros hagamos son chiquititas y van a estar muy cerca de la superficie, entonces necesitamos esa información”, afirmó. 

 

La luna, el gran hub

Los robots que viajarán a través de la nave Peregrin de la compañía Astrobotic sólo representan la primera parte del proyecto. “Es sumamente importante destacar que el objetivo nuestro no es hacer Colmena, sino hacer Colmena 1, Colmena 2 y Colmena 3 y tener, después de eso, un producto con el cual puedes decir ‘sí podemos cooperar con cualquier empresa del mundo’. 

“Nuestro objetivo es, en 2030, tener la tecnología madura y esta es la primera misión”, señala el investigador. 

Entonces, de alguna manera, la carrera espacial está despegando de nuevo, pero el Doctor Medina Tanco prefiere separarse del término “colonizar” la Luna pues, este “sugiere inconscientemente que un montón de gente va a ir allá y va a empezar a vivir y andar por todos lados, lo que no necesariamente es cierto, por lo menos en una escala de tiempo que nos interesa. Lo que sí ocurrirá es que muchas máquinas estarán operando y haciendo productos de altísimo valor comercial”, dijo.

La luna será entonces, como un gran “hub” para todas esas actividades que promoverán y habilitarán la exploración de asteroides para la minería y esto tendrá un impacto monumental en la sociedad, aunque, de inicio, la gran mayoría no vaya al espacio, las actividades relacionadas con él sí moverán todo en la Tierra.

“El espacio va a pasar a ser parte de los activos. Hay mucha gente que va a trabajar en el espacio, que va a ir a reparar cosas; vas a tener instalaciones en órbitas que van a hacer centros de procesamientos de datos, satélites que son gasolineras para ir a otros satélites y cargar el combustible; satélites que van y reparan a otros satélites que recogen basura espacial y las reciclan o hacen algo. 

“Se va requerir que mucha gente vaya al espacio, pero también mucha que aunque no vaya trabaje para el espacio, pero eso no quiere decir que no haya mucha gente que desde la Tierra trabaje remotamente en la Luna todos los días en su vida, y que vivan de productos que se hacen en la Luna, naves que se hagan allá que se comercialicen aquí, etc.”, detalla.

La analogía es la misma que como ocurrió con los aviones: la industria aeronáutica impacta mucho más que simplemente llevando gente. Lo mismo ocurrirá con la industria espacial. E igualmente, como pasó con la aviación, al principio eran solo para la gente con más recursos, pero, en cuestión de décadas, se hizo tan accesible que prácticamente cualquier persona puede viajar en avión. 

Algo similar puede ocurrir con el espacio y al hablar de tecnología, también se darán grandes pasos.

“Sí, la tecnología se va a volver cercana y un ser humano podrá hacer cosas, que hoy nos parecen tremendamente sofisticadas y que solo se podrían hacer en tierra en un gran laboratorio, pero las va a poder hacer simplemente con una máquina que tiene una inteligencia artificial asociada”, señaló.

 

Mucho por trabajar

Pero no todo son buenas noticias: es claro que la riqueza trae también conflicto y es necesario estar preparados. “Los impactos económicos son muy grandes, aunque no haya una fracción importante de la gente que esté viajando en el espacio, es meter eso como actividad comercial y eso te va a modificar completamente el planeta”, señala. 

Todo lo anterior, dice, “sin contar otros problemas más tristes potencialmente y tal vez hasta catastróficos que son los aspectos de defensa porque al generar toda esa infraestructura en órbita,  infraestructura crítica, es decir, relativa a la conectividad, procesamiento de datos, fabricación de naves para ir a recoger minerales de primera necesidad y todo eso que es estratégico, pues quiere decir que te estás llevando la guerra al espacio”, menciona.

En este sentido es indispensable seguir trabajando para buscar legislaciones en materia espacial, pero el panorama no resulta alentador, mucho menos teniendo bloques compitiendo como Occidente a través de los acuerdos de Artemisa centrados por Estados Unidos y en los que se incluye México; y por otro lado China que, tras los conflictos en Ucrania, es posible que sea aliado de Rusia.

“Estás abriendo la puerta a tener conflictos y a eso se suma el problema de que no existe un mecanismo legal internacional para todo esto. La unificación se ve muy lejos, porque no la hemos logrado en cuestiones que son urgentes e imprescindibles. Y hay un montón de voluntad por parte de los diplomáticos de buena parte del mundo, pero eso no evita que malos actores, te destruyan todo el sistema”, advierte. 

Por ahora en México, el propio Medina Tanco es uno de los científicos que, pensando en el valor de desarrollo y comercio, puja por realizar los cambios a la Constitución en sus artículos 28 y 73 que modifican las actividades relacionadas con el espacio ultraterrestre, para permitir luego, crear leyes secundarias sobre temas como el derecho mercantil, las telecomunicaciones y la seguridad nacional. Todo esto, necesario para que México pueda desarrollarse en este Nuevo Espacio.

Sin embargo, esto no es suficiente, pues a la par de la búsqueda de implementación de leyes es necesario un escenario en donde el apoyo a la ciencia y la tecnología sea potente y duradera. 

“México está potencialmente bien, pero que tengas un potencial no significa mucho a menos que hagas algo. Hay que tener una visión de país y tomar medidas concretas y lo que primero necesita México es percibir la importancia de la inversión en tecnología en ciencia básica y ciencia aplicada. 

“Todos los países de primer mundo están ahí porque invierten en ciencia básica y en ciencia aplicada y saben que el futuro pasa por ahí y hoy más que nunca, porque ahora el crecimiento es exponencial con todas las tecnologías digitales, con industria 5.0

“La segunda cosa es tener una estrategia: todos estos desarrollos en tecnologías de punta e innovación requieren de inversiones y de una política sostenida en el tiempo. Yo no puedo desarrollar una tecnología en menos de 20 años”, considera el científico, quien resalta lo indispensable de proyectos que traspasen la sexenalidad.

Y es que, queramos entenderlo o no, el mundo está cambiando y se transformará mucho más con esta nueva transición por lo que la conciencia y la acción es indispensable e inminente.

“Cambia absolutamente todo sí, es parte de la de la sociedad humana: hay cosas buenas en todo y cosas malas, lamentablemente es que cada vez más, las cosas malas se vuelven más peligrosas porque nuestras tecnologías son mucho más poderosas. 

“Y este es un panorama realista: es tan importante que todo este proceso se divulgue para que la gente entienda lo que está pasando, y reflexione en cómo relacionarse, normar, introyectar a nivel de la cultura humana, porque no hay nada peor que te tome por sorpresa”, concluye.

 

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