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14/04/2025

Infraestructura espacial en México: una oportunidad que no podemos dejar pasar

Carlos Duarte / Martes, 8 Abril 2025 - 01:00

Imaginemos un México donde los lanzamientos espaciales sean una realidad cotidiana, donde nuestros satélites proporcionen datos clave para la agricultura, la seguridad y las telecomunicaciones, y donde el talento nacional no tenga que emigrar para desarrollar su potencial en el sector espacial. Esta visión no es ciencia ficción ni un sueño inalcanzable, es el camino que ya han tomado otras naciones con características similares a las nuestras.  

Mientras México sigue debatiendo su papel en la exploración espacial, países como España han demostrado que, con estrategia y visión, es posible construir una industria aeroespacial competitiva sin necesidad de un programa gubernamental al estilo de la NASA. Empresas como GMV han logrado posicionarse en el mercado global, desarrollando tecnologías para satélites, navegación y ciberseguridad. Su éxito no proviene de una gran inversión inicial, sino de una combinación de colaboración internacional, desarrollo de talento local e incentivos gubernamentales bien dirigidos.  

Otro caso emblemático es el de India. Hace tres décadas, su industria espacial era incipiente, con recursos limitados y sin la infraestructura de las grandes potencias. Hoy, la Organización de Investigación Espacial India (ISRO) lanza misiones a la Luna y Marte con presupuestos significativamente menores que los de la NASA o la ESA. Su secreto ha sido la eficiencia operativa y una política clara de inversión en infraestructura estratégica, desde centros de lanzamiento hasta fábricas de componentes para satélites.  

México, por su ubicación privilegiada, tiene el potencial de convertirse en un centro clave para la industria espacial en América Latina. Nuestros estados del sureste, cercanos al ecuador, ofrecen condiciones óptimas para lanzar cohetes a la órbita geoestacionaria con menor consumo de combustible, algo que otras naciones han aprovechado con éxito. Sin embargo, hasta ahora no hemos dado el paso decisivo para establecer la infraestructura necesaria.  

Las barreras y las oportunidades

Es cierto que la falta de infraestructura y la inversión insuficiente han sido obstáculos persistentes, pero no son insalvables. México cuenta con un capital humano altamente calificado en ingeniería, ciencia y tecnología, además de una industria manufacturera aeroespacial que ya exporta componentes para aviones y satélites. Lo que falta no es talento ni capacidad técnica, sino una estrategia bien articulada que convierta estos recursos en un ecosistema espacial sostenible.  Para lograrlo, necesitamos un plan que trascienda sexenios y cambios de administración. No se trata de construir una infraestructura gigantesca de la noche a la mañana, sino de trazar un camino realista y progresivo.  

Una hoja de ruta para el futuro

El primer paso debe ser establecer una política espacial nacional clara y con objetivos concretos. Esto significa dotar a la Agencia Espacial Mexicana o la entidad que la sustituya, de mayor autonomía y recursos, permitiéndole liderar proyectos estratégicos en colaboración con universidades y la iniciativa privada.  En paralelo, es fundamental invertir en infraestructura básica: un centro de lanzamiento modesto, pero funcional, que permita desarrollar y probar tecnología nacional. No necesitamos competir con Cabo Cañaveral ni Baikonur, sino crear un espacio donde startups y universidades puedan ensayar nuevos desarrollos tecnológicos.  

El siguiente paso es fomentar la inversión privada mediante incentivos fiscales y financiamiento a empresas que desarrollen tecnología satelital, telecomunicaciones espaciales y software especializado. Si India pudo construir su sector espacial con un enfoque austero y eficiente, México puede hacer lo mismo si dirige sus esfuerzos hacia áreas estratégicas con impacto directo en la economía.  

Además, es crucial fortalecer la educación y capacitación en disciplinas aeroespaciales. No basta con tener ingenieros altamente capacitados, necesitamos programas especializados en administración de misiones espaciales, desarrollo de software para satélites y fabricación de componentes avanzados. Universidades como la UNAM, el IPN y la UPAEP ya cuentan con programas relacionados, pero requieren mayor conexión con la industria y proyectos aplicados.  

Por último, México debe integrarse más activamente en el ecosistema espacial global. Alianzas con agencias como la NASA, la ESA y la ISRO permitirán el acceso a tecnología, capacitación y misiones conjuntas. La reciente participación de México en el Proyecto Colmena de exploración lunar demuestra que el interés existe. Solo falta consolidarlo con infraestructura y políticas que faciliten la colaboración internacional.  

El momento es ahora

El mundo está entrando en una nueva Era Espacial donde los países que invierten hoy en infraestructura y desarrollo tecnológico serán los protagonistas del futuro. México tiene todas las condiciones para sumarse a esta revolución, pero necesita dar el primer paso con decisión y visión a largo plazo.  

No podemos seguir viendo desde la barrera cómo otros países con recursos similares o menores al nuestro construyen industrias espaciales prósperas. Si España, India y Brasil han logrado consolidar sus programas espaciales con estrategias bien enfocadas, México tiene el talento, la ubicación y la capacidad para hacerlo también.  

El espacio no es un lujo ni un capricho tecnológico: es una industria con aplicaciones prácticas que transforman economías y sociedades. Apostar por la infraestructura espacial no solo pondrá a México en el mapa de la exploración espacial, sino que traerá innovación, empleos y desarrollo a múltiples sectores.  Es hora de dejar de pensar en lo que nos falta y enfocarnos en lo que podemos construir.

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