El tema de Boeing y su responsabilidad ante los lamentables hechos de los accidentes en que se vieron envueltas dos aeronaves armadas por esta antigua fábrica, súper adelantadas en tecnología y, supuestamente, las más seguras hasta la fecha en que se dio el primer accidente que cobró muchas vidas, - casi trescientas cincuenta-, en ambos casos los aeroplanos en cuestión eran Boeing MAX-8.
El accidente de Ethiopian Airlines se dio en el 2018; perdieron la vida 189 personas. En el de Lion Air los afectados fueron 157 y tuvo lugar en 2019. La cercanía de los siniestros, el tipo de avión y la misma fábrica provocaron una puesta en tierra casi inmediata de este tipo de aviones por casi dos años. Después de pruebas exhaustivas, muchos vuelos de prueba y alarma general a nivel mundial por las inversiones de gran cantidad de clientes en todo el orbe se permitió la reanudación de las operaciones de este tipo de aeronaves.
Obviamente se iniciaron demandas multimillonarias contra la armadora, influyentes abogados se aprestaron a “defender” al gran coloso de la fabricación/armado de aeroplanos, sin embargo, el problema iniciado a raíz de los tristes acontecimientos apenas detonó una serie de demandas que van avanzando en intensidad con visos de alargarse más tiempo del previsto por los especialistas en estos temas.
A pesar del gran “prestigio” de que gozan los abogados defensores de la Boeing, la contraparte no se ha cruzado de brazos y ha hecho lo suyo presentando documentos, argumentos sustentados en hechos contundentes que han puesto en tela de juicio a los de la contraparte. El Departamento de Justicia de Estados Unidos está urdiendo una jugada de “gente grande” para echarle la mano a la gran fábrica de aeroplanos, piensa acusar a Boeing de fraude y ofrecerle un acuerdo de culpabilidad para evitar que vaya a juicio.
A la armadora le queda poco tiempo para definir si acepta esta propuesta del gobierno de Estados Unidos, esto es por lo que respecta a los dos accidentes fatales de Lion Air y Ethiopian Airlines. Aunque no se cuenta con mayores detalles de este asunto, se habla de que se incluiría el pago de una multa, sin que se conozca el monto, un periodo de prueba de tres años y la supervisión de Boeing por parte de una entidad externa.
El abogado Paul G. Cassell, quien es el abogado que representa a los familiares de las víctimas afirma que este acuerdo para nada es lo que sus clientes habían solicitado, de hecho, los familiares han interpretado la propuesta de acuerdo como una suerte de “trato preferencial” dado que no obligaría a Boeing a admitir su responsabilidad por la muerte de las víctimas de ambos siniestros. Afirma Cassell que las familias se opondrán enérgicamente a este acuerdo de culpabilidad, contundente dijo que la memoria de los 346 pasajeros inocentes asesinados por Boeing exige más justicia que esto que ofrecen.
Boeing está fuertemente apoyada por el gobierno norteamericano y se vislumbra un proceso largo del que no sería posible pronosticar quién resultaría vencedor en este enorme pleito legal. A todas luces estos son lamentables accidentes, por la enorme cantidad de vidas humanas perdidas, pero haciendo a un lado la cuestión emocional (reconozco, algo mal hecho de mis parte) todo se traduce en dinero y mucho, desconozco los montos pero ya nos podremos imaginar que son cantidades con muchos ceros y en dólares americanos.
Curiosa noticia es que un juez en Estados Unidos determinó que puede exigirse una indemnización especial porque, cito textual “hay evidencia suficiente para respaldar una inferencia razonable de que estos pasajeros experimentaron miedo y terror previos al impacto y esa experiencia es parte del proceso y la forma de muerte”. Los abogados de las víctimas dijeron en un expediente judicial que, “no hay duda de que los pasajeros y los miembros de la tripulación estaban conscientes de que el avión se estaba desplomando antes de estrellarse a casi 600 mph”. Esta afirmación resulta confusa ya que al venir el descenso súbito podría pensarse que la gente pierde la consciencia debido al cambio tan rápido y tan profundo de posición. Tampoco se puede dejar de pensar en el ingrediente “comercial”, pues es mucho dinero lo que se está jugando la parte legal y a estas alturas del partido, hace a un lado la cuestión sentimental y ve donde puede obtener más ganancias. Se estima que Boeing ha gastado, hasta ahora, por todo el proceso de ambos accidentes, alrededor de veinte mil millones de dólares americanos y le falta mucho más para cerrar estos casos. Los familiares de las víctimas están dañados moralmente, han sufrido las de Caín, en todo el proceso de recuperación de los restos de sus familiares, gastos de traslado al lugar de los hechos y al lugar en que que sustentan los alegatos, que hay que reconocer son largos y tediosos. No creo que los deudos acepten una negociación tan en su contra siendo que las evidencias están expuestas y se antoja que las traen todas consigo.
Ojalá que esta sacudida que está sufriendo la Boeing sirva para que nunca más se olvide que no se debe pasar por alto hasta el mínimo detalle cuando se trate de “manejo” de vidas humanas, que nunca se pierda la premisa que tanto mencionamos quienes trabajamos en aviación, que la seguridad está, siempre, pero siempre, por encima de todo.
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