El despertar del volcán de La Palma ha hecho que los técnicos de operaciones aéreas realicen un seguimiento y monitoreo exhaustivos. Los responsables de seguridad y navegación son conscientes de que la ceniza que genera el volcán afecta de forma directa a la seguridad de los motores de las aeronaves.
Con esta situación, la modificación de horarios, regulaciones, o cambios de ruta son el pan nuestro de cada día. El volcán de la Palma es el gran protagonista en el espacio aéreo canario.
Cuando se planifica un vuelo, es condición indispensable monitorear los CTA canarios, los Ashmet reflejan con exactitud los niveles de vuelo dónde la suspensión de las cenizas volcánicas pueden generar problemas en los sistemas de propulsión de las aeronaves. Es necesario contar con una información precisa y actualizada de todo lo que acontece tanto en altitudes como en la dirección de los vientos para no verse perjudicado.
Hay que pensar que las partículas de ceniza en suspensión dañan severamente partes del avión, como motores, antenas, etc. Y esto puede suponer un grave riesgo para la seguridad. Este hecho hace que la aviación evite las zonas afectadas por la actividad volcánica.
En las fases del vuelo, los pilotos tienen que estar informados, en todo momento, de las condiciones meteorológicas y situacionales del volcán por si los vientos cambian de trayectoria y así tomar medidas de prevención tales como aterrizajes, cambios de rumbo, aterrizajes en alternativos o planificar nuevos niveles de vuelo.
Las autoridades aeronáuticas tienen la obligación de tomar las medias necesarias para evitar sobrevolar las zonas no seguras, actualizar las restricciones, enviar recomendaciones y procedimientos necesarios para proteger la seguridad aérea, sea cual sea el escenario a evitar y más tratándose de fenómenos naturales como son los volcanes.
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