La nueva aerolínea Mexicana militar acaba de suspender la venta de boletos, debido a que todavía no cuenta con el certificado de operador aéreo.
En principio, queda claro que quien dio la orden precipitada de iniciar la venta no tuvo idea de lo que estaba haciendo y mucho menos quien haya tomado la decisión sobre el precio de los boletos, y ya ni hablar de quien haya decidido la red de rutas que saldrían a la venta y los itinerarios con base a los slots disponibles en cada aeropuerto.
Hace unos días se supo en redes que la fila de personas interesadas en acudir a la convocatoria para obtener un puesto como sobrecargo o como piloto, en el hotel Fiesta Inn, era interminable y según fuentes confiables el proceso es lento y complicado.
Hasta hoy no sabemos si ya se han completado las tripulaciones necesarias, de dónde vienen, si ya han sido entrenadas, por quién en tierra y vuelo, si ya cuentan con certificados médicos, licencias, capacidades correspondientes por parte de AFAC que, dicho sea de paso, normalmente se tarda hasta cuatro meses en expedirlas.
Ahí debe ser incluido también todo el personal de tierra, como despachadores de vuelo, oficiales de operaciones y, desde luego, mecánicos calificados para dar mantenimiento a las aeronaves, que aún hoy no sabemos de dónde vienen.
Por cierto, un solo piloto requiere de un entrenamiento de tierra que puede durar dos meses y un programa de simulador de vuelo que puede tomar mes y medio, además de instructores para llevar a cabo asesoramiento en ruta y, suponiendo que se encuentren disponibles, los equipos de simulación.
Cada uno de los aeropuertos en donde vaya a operar Mexicana militar debería de contar antes del 1 de diciembre con mostradores, red de equipo de cómputo y personal para atender pasajeros.
El equipo de tierra, en cada uno de los aeropuertos que va a operar, también debe incluir desde una simple escalera hasta trabajadores de servicios generales, equipos de limpieza de los aviones, así como camiones especiales para retirar desperdicios de abordo, incluyendo el de los baños.
También se requieren plantas externas de neumático y eléctrico para sostener operación en tierra y para arranque de motores cuando sea necesario, además de un servicio de comisariato para surtir las cocinas de los aviones para ofrecer servicio de comidas o bebidas durante los vuelos.
En cada aeropuerto a operar se debe contar con un mínimo de refacciones para poder reparar algunas fallas menores que puedan presentar los aviones durante su tránsito.
Cada aeronave, venga de donde venga, deberá contar con su respectivo certificado de aeronavegabilidad expedido por la autoridad de AFAC, después de las revisiones y certificación que deben hacerse de acuerdo a la ley.
Tema aparte será la certificación de manuales de despacho, de vuelo, de adiestramiento y de operaciones, entre una gran variedad de documentos exigidos por estándares y leyes nacionales e internacionales.
Podemos seguir hablando de los requerimientos, al menos mínimos, para poder dar inicio a la operación de una aerolínea comercial que inicia desde cero, pero lo que sí es seguro es que no es un proceso ni rápido ni barato.
Sabemos que la empresa texana Petrus, contratada por el gobierno federal, es la encargada de llevar a cabo el proceso de formación completo, que incluye aviones, tripulaciones y financiamiento para echar a andar la aerolínea el 1 de diciembre.
Como se ven las cosas, está muy difícil que aún con ayuda y apoyo gubernamental y sus autoridades aeronáuticas sea posible la inauguración para la fecha que se pretende, porque todavía falta mucho por hacer.
Ante la presión gubernamental, no sería extraño que se pretenda una inauguración con un avión en una ruta a cualquier parte, sólo por cumplir con el compromiso, y ese tipo de arreglos ya los hemos visto anteriormente al atestiguar la apertura de obras sin terminar.
Como sea, desde ahora esta Mexicana militar nos está costando a todos los mexicanos una buena cantidad de millones, que pagamos con nuestros impuestos y todavía no ha transportado un solo pasajero.
La filosofía de la industria aérea mundial es vender seguridad, lo más importante es la vida de los seres humanos que son transportados por aire, y por esta razón todos los procesos de apertura de una nueva línea aérea comercial deben ser vigilados y cumplidos de manera muy rigurosa, empezando con la autoridad aeronáutica.
En las aerolíneas comerciales de todo el mundo, militares o no, no se cumplen órdenes, se cumplen procesos ya establecidos en leyes y reglamentos, y se siguen al pie de la letra para garantizar una operación regular, eficiente y sobre todo segura.
En aviación deben hacerse las cosas a través de una planeación completa y adecuada, lo contrario ha provocado en el pasado no sólo quiebras y desapariciones de muchas empresas, junto con pérdida de recursos y empleos sino verdaderas tragedias y pérdida de vidas.
Quienes están encargados (sea quien sea) de la formación y administración de la “segunda” Mexicana de Aviación harían bien en no precipitar decisiones, los usuarios merecen volar seguros y, por otra parte, el solo nombre que le han puesto a la aerolínea, que fue la primera, merece un buen destino.
“Los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de sus autores y pueden o no reflejar el criterio de A21”
Facebook comments