Hace unos meses se llevó a cabo la revisión estructural de la Terminal 2 del aeropuerto Benito Juárez y, de acuerdo a los resultados hechos públicos en medios por parte de especialistas, la terminal ha registrado hundimientos “normales“, tomando en cuenta el terreno sobre el que se ha construido, pero dijeron que la estructura no presenta en sí mayores problemas.
El pasado 18 de diciembre se dio a conocer, en medios, que los especialistas del gobierno de la Ciudad de México han encontrado que la estructura se encuentra comprometida y que podría colapsar en caso de un sismo.
El aeropuerto Benito Juárez se ha convertido en un verdadero caos para los miles de pasajeros que lo transitan cada día.
Pero hay que decir que este aeropuerto parece haber sido abandonado en todos sentidos y, a pesar de estar dirigido y administrado por la Secretaría de Marina, todas sus áreas y operación general se parecen más a los de aeródromos muy modestos del tercer mundo.
Lo anterior no corresponde a un país como México, que tiene una aviación que, aunque no es grande en cuanto a número de aeronaves, sí es muy importante y reconocida internacionalmente.
Todo este caos parece tener una meta, y ésta es tratar de obligar a aerolíneas y pasajeros a utilizar el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), que por su actual estatus está costando muchos millones a los ciudadanos a través de subsidio por parte del Gobierno Federal.
Las aerolíneas mexicanas que hoy operan en el AIFA han sido prácticamente obligadas a operar algunos vuelos, que resultan no rentables y que en temporada baja lo serán todavía menos, por lo que no se ve un futuro muy promisorio ni para las aerolíneas ni para este aeropuerto.
Quizá es el momento de tomar la decisión de llevar a cabo una remodelación total de las terminales 1 y 2 del Benito Juárez, de mover toda la aviación oficial y de carga al AIFA, incluyendo el hangar Presidencial y retomar aquel proyecto de construcción de la terminal 3 y la tercera pista.
Hoy se hacen esfuerzos desesperados para dar viabilidad al aeropuerto Felipe Ángeles y se quieren tomar, incluso, medidas tan inauditas como el permiso de cabotaje a aerolíneas extranjeras, pero este aeropuerto no necesita más aviones sino más pasajeros para llenarlos y que resulte costeable una operación.
Hace un par de días, El Universal publicó una nota donde ponen al AIFA a punto de pertenecer al top 10 de los aeropuertos mexicanos en cuanto a ocupación, lo que se ve poco creíble.
Como sea, el cabotaje no daría a México mejores oportunidades, al contrario, resulta imposible para las líneas aéreas mexicanas competir con las grandes megatransportadoras mundiales y, autorizar esa libertad aérea, traería como consecuencia el colapso de nuestras aerolíneas, de empleos, de nuestra industria y con graves repercusiones para la economía de México.
El cielo de México es de los mexicanos y no se puede permitir que aerolíneas extranjeras lo utilicen libremente, en perjuicio de los intereses soberanos de nuestro país.
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