Se rumorea desde hace bastante tiempo, pero como regalo anticipado de Navidad para la comunidad inversora, el aeropuerto de Edimburgo ha sido puesto a la venta por sus actuales propietarios, Global Infrastructure Partners (GIP), quienes han instruido a sus asesores sobre el proceso de venta, afirmó John Grant, jefe de Analistas de OAG.
Como empresa de capital privado, siempre era probable que GIP moviera el activo en algún momento, y con el mercado recuperándose con fuerza, probablemente sientan que ahora es un momento tan bueno como cualquier otro.
“Una venta a principios de enero interesará a muchos inversores de todo el mundo, desde fondos soberanos hasta inversores de capital, fondos especializados en infraestructura e incluso operadores de aeropuertos existentes. Entonces, en la terminología de los agentes inmobiliarios, ¿qué venden?”, afirmó el analista.
Cada aeropuerto es un sitio de construcción permanente, pero en los últimos años Edimburgo ha estado trabajando arduamente para remodelar la terminal y mejorar las instalaciones, lo que en lenguaje aeroportuario significa crear más espacio para el comercio minorista.
En comparación con hace 20 años, el aeropuerto es sin duda una experiencia más placentera con acceso directo a la ciudad a través del tranvía y conectividad intermodal con el resto de Escocia, lo que cumple muchos requisitos de sostenibilidad. “Por supuesto, cualquier nuevo propietario tendrá que hacer una inversión, pero los aspectos básicos y más ya están establecidos”, indicó el experto.
Tener acceso a una fuerte demanda del mercado local y especialmente a una gran comunidad corporativa aumenta el atractivo de cualquier aeropuerto, y Edimburgo cumple ese requisito con su base financiera y de seguros que puede respaldar servicios como los de la ciudad de Londres por sí solos.
Si a esto le sumamos eventos globales como el Festival de Edimburgo, la ciudad es bastante singular por tener mercados tanto entrantes como salientes fuertes; la direccionalidad y la estacionalidad están equilibradas, lo que sin duda atrae a quienes cuentan el dinero.
“Un aeropuerto necesita una base estable y feliz de clientes de líneas aéreas y Edimburgo parece ser una instalación popular a juzgar por la variedad de clientes que operan en el aeropuerto. 38 aerolíneas regulares han operado desde Edimburgo este año, en comparación con los 25 de 2010”, refirió Grant.
Las victorias notables desde 2019 incluyen a Ryanair; sin embargo, algunas otras aerolíneas, incluida Emirates, aún no han regresado y American Airlines solo reiniciará los servicios el próximo año.
En el próximo folleto de ventas, es probable que se dé mucha importancia a la red y presencia de easyJet, que es más grande que Ryanair y la convierte en la aerolínea más grande que opera en el aeropuerto.
Desde 2010, Edimburgo ha aumentado su capacidad en más de un 44% y ha conseguido unos 8.6 millones de asientos programados.
Este año, Edimburgo está a un punto porcentual de recuperar los niveles de capacidad de 2019 y debería estar por delante de los niveles de 2019 el año que viene: “siempre es un mensaje positivo al vender algo”.
En los últimos años, el aeropuerto ciertamente ha seguido una trayectoria ascendente, gran parte de la cual se ha basado en el regreso de Ryanair y el crecimiento de otras aerolíneas de bajo costo, lo que significa que el 70% de la capacidad programada proviene ahora de este sector en comparación con el 58% en 2019.
El crecimiento en el sector de bajo costo sin duda se interpretará como una base más creativa de clientes de aerolíneas que saben cómo estimular la demanda del mercado, en lugar de un riesgo de rendimiento para los ingresos aeronáuticos.
“Cada casa tiene su precio y cada aeropuerto tiene un precio aún mayor. La experiencia de las transacciones aeroportuarias sugiere que siempre hay alguien que cree que el aeropuerto tiene ventajas, que se pueden generar más ingresos no aeronáuticos o que se pueden lograr mayores eficiencias operativas. Y en algunos casos, pueden hacerlo, y en otros resulta más difícil de lo que se pensó o se pagó en un principio. Sin embargo, una cosa es segura: Edimburgo y sus propietarios actuales no lo venderán en enero y ciertamente no tendrá un precio con descuento para nadie”, concluyó John Grant.
