
ATR, fabricante de aeronaves, instó a la Unión Europea a adoptar un enfoque regulatorio más justo y basado en el desempeño real de los operadores regionales, en lugar de imponer medidas uniformes que podrían poner en riesgo la viabilidad de cientos de rutas esenciales para comunidades remotas.
La solicitud ocurre en el contexto de la implementación del paquete climático Fit for 55, que busca reducir las emisiones del sector, pero que podría afectar negativamente a las aerolíneas que ya operarán con los recursos más limitados.
“Las aerolíneas regionales no son sólo transportistas, son líneas de vida. Cubren las rutas más necesarias y ya están liderando el camino en aviación de bajas emisiones. Debemos protegerlas, no castigarlas”, afirmó Nathalie Tarnaud Laude, directora general de ATR.
Según ATR, el 88% de los vuelos bajo Obligación de Servicio Público (OSP) en Europa son operados por aeronaves regionales, y el 62% de esos vuelos utiliza aviones ATR. Además, el 23% de los aeropuertos europeos dependen exclusivamente de este tipo de aeronaves, lo que resalta su papel crítico en la conectividad del continente.
De más de 1,000 rutas regionales operadas con turbohélices, solo dos superan el millón de asientos al año, ambas interinsulares en Canarias, lo que demuestra que el tren de alta velocidad y la aviación regional no compiten, sino que se complementan.
ATR también destacó sus avances tecnológicos como ejemplo de un camino creíble hacia la descarbonización. El modelo ATR 72-600, certificado bajo el estándar de eficiencia de CO2 de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), emite un 45% menos de CO2 por trayecto que los jets regionales de tamaño similar.
Actualmente, estos aviones pueden operar con hasta 50% de combustible sostenible de aviación (SAF), con la meta de alcanzar el 100% antes del final de la década. Además, ATR lidera proyectos europeos para desarrollar aviones regionales híbrido-eléctricos y prevé realizar el primer vuelo de prueba de este tipo con una aeronave basada en el ATR 72-600 en 2030.
La empresa también llamó a rediseñar los criterios ambientales en las licitaciones de OSP para que se basen en el rendimiento real de las aeronaves y no en su tipo de propulsión.
Otras propuestas incluyen aplicar las reglas contra el “tankering” (cargar más combustible del necesario en un vuelo) de forma proporcional, duplicar la financiación europea a la investigación aeronáutica civil y asegurar que el despliegue del SAF sea inclusivo y rentable para todos los operadores, especialmente los de menor escala.
“La conectividad regional no puede tratarse igual que el transporte aéreo de larga distancia o de alta densidad. Tiene condiciones, limitaciones y responsabilidades propias”, subrayó Tarnaud Laude.
Con más de 330 aviones operando actualmente en Europa, el 25% de su flota global, ATR recalcó que sus operadores conectan diariamente a personas, ideas y oportunidades en zonas donde no existen alternativas viables por tierra.
“Nuestros operadores tienden puentes. Esa es la Europa en la que creemos”, afirmó Alexis Vidal, vicepresidente senior comercial de la empresa.
ATR reiteró su compromiso de seguir apoyando a las aerolíneas regionales como actores clave en la transición hacia una aviación más sostenible, siempre que cuenten con el respaldo adecuado de las políticas públicas.







