
A unos días de que el Departamento del Transporte de Estados Unidos (DOT, por sus siglas en inglés) anunciara el término del Acuerdo Conjunto de Cooperación (JCA, por sus siglas en inglés) entre Aeroméxico y Delta Airlines, Pablo CasasLías, presidente del Instituto de Investigaciones Jurídico-Aeronáuticas (INIJA) expresó que la concentración de ambas empresas siempre fue un riesgo para la competencia económica.
Indicó que esto es latente a través de las estadísticas oficiales, en la que en conjunto, estas aerolíneas son las que predominan el mercado de transporte aéreo de pasajeros.
Delta y Aeroméxico, en 2015 notificaron a la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) su intención de realizar una alianza a partir de un JCA, para operar colectivamente todos sus vuelos entre México y Estados Unidos.
El análisis de la COFECE respecto ese JCA, arrojó que de autorizar la operación Delta-Aeroméxico, tendrían un incremento en el poder de mercado conjunto, lo que les brindaría la capacidad de elevar precios en algunas rutas sin que sus competidores pudieran contrarrestar dicho efecto.
De igual forma, se generarían limitantes a la entrada o desarrollo de aerolíneas competidoras (actuales y potenciales), en las rutas con origen/destino la Ciudad de México, debido a la saturación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y, del acaparamiento de slots por parte de Aeroméxico y Delta en rutas entre los dos países.
CasasLías señaló que una vez concluido el análisis, en 2016 el pleno de la COFECE condicionó la operación con algunas medidas, entre las que destacan ceder de manera permanente, final e irrevocable, cierto número de slots en el AICM, y que una de las dos aerolíneas renunciase sus designaciones en las rutas entre estos dos países donde coinciden, mismas que les fueron otorgadas en términos del Convenio Bilateral Aéreo.
Ese mismo año, dijo, Delta y Aeroméxico notificaron ante la Comisión la intención de compra de un porcentaje del capital social de Aeroméxico por parte de la aerolínea estadounidense.
Como resultado, en 2017, el Pleno de la COFECE condicionó la transacción, hasta que se llevara a cabo la cesión de un número de slots en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México que había ordenado, explicó CasasLías.
El presidente del INIJA comentó que ciertamente, la combinación, compra o fusión de una empresa con otra les permite expandir su mercado, reducir costos y mejorar su posición competitiva, pero dichas operaciones pueden limitar la competencia, pero también pueden dañar a los consumidores (pasajeros).
Indicó que los efectos de la concentración Delta-Aeroméxico, nunca fueron evaluados por la autoridad económica ni aeronáutica del país. “Lo que sí es una realidad, es que entre ambas, predominan el mercado con o sin perjuicio del pasajero”.
Historia del JCA entre las dos aerolíneas
El especialista en temas aeronáuticos recordó que Delta Airlines, desde 2021 es propietaria de 20% del capital social de Aeroméxico (antes, desde 2017 detentaba el 49%). Ello, con motivo de un Plan Conjunto de Reestructura (Joint Plan of Reorganization), que la aerolínea y sus subsidiarias presentaron dentro de un procedimiento de Capítulo 11, ante la Corte de Quiebras de los Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York.
De tal manera que, dijo, el capital social de Aeroméxico, quedó conformado por inversionistas con porcentajes no elevados; Apollo Global Management, a través de AP Águila Holdings LTD, con 22.4%; Delta Air Lines, con 20% y el Banco Actinver Trust, con 5.9%.
Indicó que el caso es que, Delta, independientemente del JCA entre ambas aerolíneas, desde hace muchos años, tiene voz y voto en todo lo relacionado con Aeroméxico.







