La Administración Federal de Aviación (FAA) anunció que evalúa modificaciones adicionales en las rutas de helicópteros cerca del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan de Washington, luego de la colisión aérea ocurrida el 29 de enero entre un jet regional de American Airlines y un helicóptero del Ejército, en la que fallecieron 67 personas. Nick Fuller, funcionario de la FAA, declaró ante la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) que un grupo de trabajo ya contempla cambios en una ruta clave, tras imponer restricciones permanentes a operaciones no esenciales de helicópteros en marzo y ampliar esas limitaciones en junio.
Durante la audiencia, representantes de la NTSB expresaron su preocupación por la falta de coordinación entre los controladores aéreos y los altos mandos de la FAA. También cuestionaron las acciones del organismo previo al accidente, particularmente por no haber tomado medidas tras informes anteriores de incidentes similares. Los miembros de la Junta señalaron deficiencias en la entrega de documentos durante la investigación, así como inconsistencias en los datos proporcionados sobre la dotación de personal en el momento de la colisión.
Según un informe de la NTSB, la información sobre el personal en servicio fue entregada tras una serie de correcciones por parte de la FAA, lo que generó confusión en el análisis del caso. Las audiencias se extendieron por más de 30 horas a lo largo de tres días, en las que también se abordó la falta de alertas emitidas por el controlador principal y el desempeño de un asistente que debía apoyarlo.
“Eso no ocurrió y estamos tratando de entender por qué. Nadie ha sido capaz de decirnos qué estaba haciendo esa persona durante ese tiempo”, afirmó Jennifer Homendy, presidenta de la NTSB.
Añadió que la FAA desestimó advertencias sobre riesgos de seguridad en la torre de control. “Todas las señales indicaban que había un riesgo para la seguridad, y la torre se lo estaba diciendo”, aseguró. La funcionaria criticó que se reubicara al personal en lugar de atender los señalamientos internos. “Trasladaron a la gente en lugar de asumir el hecho de que todo el mundo en la FAA en la torre estaba diciendo que había un problema… Arréglenlo. Háganlo mejor”, concluyó Homendy.
Los responsables de la FAA prometieron actuar con mayor colaboración y atender las inquietudes planteadas. Por su parte, el senador Tim Kaine manifestó su preocupación por la congestión en el aeropuerto y recordó que el Congreso aprobó el año pasado la incorporación de cinco vuelos diarios adicionales. “El Congreso debe actuar para reducir la peligrosa congestión eliminando los vuelos que entran y salen de Reagan National”, declaró.