La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos (NTSB) reveló que el helicóptero militar que chocó con un avión comercial en Washington en enero pasado volaba por encima de la altitud en la que creían sus pilotos y que estos tampoco escucharon la indicación del controlador de tránsito para pasar por detrás de la aeronave.
Estas publicaciones se hicieron durante el primer día de tres en los que la NTSB llevará a cabo audiencias, en las que pretende interrogar a representantes del Ejército, de la Administración Federal de Aviación (FAA) y a otros actores, además de presentar sus conclusiones sobre la investigación del accidente que se vivió cerca del Aeropuerto Ronald Reagan y provocó la muerte de 67 personas.
Los investigadores dieron a conocer ayer que la grabadora de datos de vuelo mostró que la aeronave militar volaba en realidad entre 24 y 30 metros por encima de lo que indicaba el altímetro barométrico en el que confiaban los pilotos.
“Estamos analizando la posibilidad de que haya habido datos incorrectos”, dijo la presidenta de la NTSB, Jennifer Homendy, de acuerdo a una nota publicada por ABC.
Además, 15 segundos antes del choque el controlador en la torre preguntó al Black Hawk si tenía a la vista al avión de American Airlines y tres segundos después se le instruyó al helicóptero que pasara por detrás de la aeronave, pero la tripulación había activado su micrófono al mismo tiempo que el controlador y no escuchó la instrucción, de acuerdo a la grabadora de vuelo.
La NTSB publicó miles de páginas de documentos —incluido un nuevo video tomado desde el extremo de la pista que muestra el momento del accidente— sobre el choque ocurrido en enero entre el avión comercial y el helicóptero, que realizaba un vuelo de entrenamiento.
“Vamos a enfocarnos en el control del tráfico aéreo, incluyendo entrenamiento, guías, procedimientos y lo que ocurría en el aire esa noche. Todo eso corresponde a la FAA”, comentó Homendy.
La dependencia también abordará el tema de los sistemas de prevención de colisiones en aeronaves, así como los datos de seguridad disponibles (y no disponibles), y cómo se pueden implementar y mejorar los sistemas de gestión de seguridad.
Los hallazgos de la investigación también revelaron que el jet y el helicóptero operaban en frecuencias diferentes, por lo que no podían escucharse entre sí.
La grabadora de datos de vuelo mostró que el capitán de American Airlines tiró de los controles uno o dos segundos antes del impacto, presumiblemente en un intento de evitar al Black Hawk.
En cuanto a la piloto del helicóptero, Rebecca Lobach, se reveló que había reprobado un examen anual de gafas de visión nocturna, aunque posteriormente aprobó otros similares. Había volado 56.7 horas en el último año, un promedio de 4.7 horas por mes, y tuvo una suspensión médica temporal en 2024.
En su informe preliminar, la NTSB señaló que no hay indicios de que la tripulación del Black Hawk supiera que se dirigía a una colisión con el vuelo 5342, el cual se encontraba aterrizando justo cuando el helicóptero pasaba por el extremo de la pista.