Entre los datos de emisiones de vuelos disponibles para pasajeros existen discrepancias significativas, pues cada calculadora tiene sus propias variables o datos teóricos que no las hace homogéneas con otras, afirmó la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA).
El organismo indicó que para calcular las emisiones de CO2 de un vuelo, es necesario saber cuánto combustible se quema y cuántas emisiones se generan a partir de la combustión.
La mayoría de las calculadoras estiman el consumo de combustible utilizando modelos teóricos o datos de pruebas de combustible. El resultado seguirá siendo una estimación, a diferencia de los cálculos que se basan en datos observados del consumo real de combustible de la aeronave, que son fácticos.
Las discrepancias en los datos de emisiones pueden minar la confianza de los pasajeros y dificultar la toma de decisiones informadas sobre los viajes. También complican las comparaciones.
Una vez que se ha estimado u observado la cantidad de combustible consumido, se pueden calcular las emisiones de CO2 generadas por el vuelo adoptando un factor de emisión.
Si se considera todo el ciclo de vida del combustible, incluidas las emisiones de la producción del combustible además de la combustión del combustible en el motor (Well-to-Wake), el factor de emisiones será mayor que si solo se consideran las emisiones producidas por los motores de la aeronave durante el vuelo (Tank-to-Wake).
Algunos calculadores añaden factores adicionales para tener en cuenta los impactos climáticos de las emisiones no relacionadas con el CO2, aunque estos métodos aún carecen de validez científica.
El organismo señaló que sería de gran beneficio para los viajeros si las metodologías se armonizaran y los cálculos se basaran en datos reales y precisos.
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