“Batik 6231 runway 33 clear for take off”, fueron las últimas palabras que pronunció el controlador de tráfico aéreo (CTA) Anthonius Gunawan Agung, mientras ayudaba al vuelo 6231 de Batik Air a salir del aeropuerto de Palu, Indonesia.
Al momento del despegue, un terremoto de 7.5 grados en la escala de Richter azotaba toda la isla de Sulawesi y Agung era el CTA en turno. Mientras sus colegas –que no operaban servicios de control– evacuaban, él permaneció en su puesto ayudando al vuelo 6231.
Poco después de que el avión tomó vuelo, la torre de control comenzó a derrumbarse, por lo que el joven de 21 años saltó desde la ventana del edificio de cuatro pisos. Al caer se fracturó piernas y brazos, además de sufrir varias lesiones internas.
El controlador fue llevado de emergencia a un hospital y, a la espera de ser transportado en helicóptero para recibir mayor tratamiento médico, falleció.
Los Servicios de Navegación Aérea de Indonesia realizaron un funeral militar para Agung, además le promovió dos niveles laborales “a manera de agradecimiento por su dedicación”, pues salvó cientos de vidas con su acto de valentía, señaló el organismo.
Igualmente, el piloto del vuelo 6231, Icoze Ezoci, publicó una historia en Instagram, agradeciéndole a Agung por su valor.
“Gracias por cuidarme y velar por mí hasta que estaba seguro en el aire (...) Alas de honor para Anthonius Gunawan Agung, mi ángel guardián en Palu. Descansa en paz, mi colega. Dios esté contigo”, escribió.
El terremoto y posterior tsunami que azotó al archipiélago indonesio dejaron al menos mil 200 muertos, cientos de desaparecidos y 59 mil residentes desplazados de sus hogares, de acuerdo con cifras oficiales del gobierno de ese país, que se actualizan al minuto.
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