Este lunes, el ring de la aeronáutica mundial fue escenario de un "tiro" de altura: el gigante europeo Airbus tomó bajo sus alas al fabricante canadiense Bombardier, y juntos asestaron un golpe directo a las barreras que Boeing y el gobierno estadounidense trataban de levantar alrededor del mercado de aeronaves regionales a base de tasas arancelarias y proteccionismos.
En términos mundanos, el anuncio de ayer representó la toma de control de Airbus sobre la fabricación, venta y distribución del programa de aeronaves de la Serie C de Bombardier, en un acuerdo que no requirió inversión alguna de recursos y que no prevé conflictos de capacidad por tratarse de líneas de negocio complementarias.
Así, la suma de fuerzas (el potencial de mercado de los aviones de entre 100 y 150 asientos, más la infraestructura de ventas y la solidez de la cadena de suministro de Airbus) proyecta una producción de 6,000 nuevos aviones de la Serie C para los próximos 20 años. Un crecimiento exponencial de la actual cartera de pedidos que suma alrededor de 300 unidades.
Otros detalles de esta asociación incluyen:
- La sede central y principal línea de montaje de la Serie C permanece en Quebec, con el apoyo de las cadenas de suministro mundiales de ambas compañías;
- La huella industrial global de Airbus se expande a Canadá, impactando positivamente sus operaciones en el país de la hoja de maple, y
- La fábrica de Airbus en Mobile, Alabama, albergaría una segunda línea de montaje para proveer a los clientes de Bombardier en la Unión Americana, Delta Air Lines incluido.
Aunque para la concreción del acuerdo aún se requiere la aprobación de las respectivas juntas de accionistas así como del gobierno canadiense, un oficial cercano al tema declaró a USA Today que Canadá ve con buenos ojos la entrada de Airbus, ya que ha prometido no eliminar plazas de trabajo en Quebec.
Asimismo, esta jugada dejaría prácticamente obsoleto el impuesto de 300 por ciento que la Cámara de Comercio de los Estados Unidos tenía planeado implantar a la importación de aviones Serie C antes de finalizar el año.
Recordemos que dicha medida fue resultado de una queja directa de Boeing, que acusó a la compañía canadiense de competencia desleal por recibir apoyos gubernamentales que le permitían vender su aviones en los Estados Unidos por debajo del costo.
La reacción del fabricante aeronáutico con sede en Chicago no se hizo esperar, con un pronunciamiento en el que tachó al acuerdo de "cuestionable" por tratarse de "dos competidores subsidiados por el estado".
Statement on Airbus/Bombardier: pic.twitter.com/y8rXIZK1NN
— The Boeing Company (@Boeing) 17 de octubre de 2017
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