Tanto el Instituto Politécnico Nacional (IPN) como la Universidad Nacional Aeronáutica de Querétaro (UNAQ) analizan la posibilidad de generar una carrera técnica que genere licencias de pintor en aeronáutica, ya que esta carrera no existe, pero el mercado sí, de acuerdo con Víctor Alvarado Bravo, especialista en pintura para aviones militares de la Fuerza Aérea Mexicana.
La pintura para las aeronaves es importante, pero en México todavía no se le da su verdadero valor, ya que actualmente, en nuestro país, algunos aviones son tratados con materiales para autos, debido a que los pintores no quieren cambiar esta sustancia, por los tiempos de secado y de entrega del aparato, reveló.
Cabe destacar que las capas de pintura tienen una relación directa con el peso del avión y con la aerodinámica y, por tanto, en el consumo del combustible. Este, a su vez, influye en la emisión de CO2 a la atmósfera. “He llegado a pintar un avión Pilatos y le he quitado hasta cinco capas de pintura”, dijo.
Alvarado Bravo es un proveedor de suministros para el sector aéreo, además de especialista en la pintura que necesitan las aeronaves. En entrevista para Rosa Náutica, analizó lo ocurrido en las últimas dos décadas, desde que se importaban partes de avión para pequeñas y grandes aeronaves, hasta que se cerró el mercado en las aduanas de 1994.
Por aquellos años, las empresas paraestatales contaban con flotas de aviones y helicópteros, y existía un mercado en el que distintas compañías proveían servicios de reparación y mantenimiento (MRO).
En 1994 empezaron a retirar las flotas de Pemex, CFE, Sagarpa, INEGI, Teléfonos de México, Banrural, PGR, entre otras. Todos ellos tenían flotas y a todos les surtíamos tanto helicópteros, como aviones”, por lo que vieron caer sus ingresos, una vez que el gobierno federal decidió rentar aviones en lugar de mantenerlos, dijo Alvarado.
Todas esas flotas desaparecieron y el gobierno optó por subarrendar, y así nacieron empresas como Pegaso y Eolo, entre otras, y para muchas compañías pequeñas y medianas el negocio terminó.
Sólo sobrevivieron aquellas que encontraron distintos nichos de oportunidad, como EmBravo, que se orientó al trámite aduanal y a proveer suministros para reparaciones al sector militar.
EmBravo es la empresa de Víctor Alvarado Bravo, y además de que importa partes y productos, licita contratos e invierte, diseña la pintura de aviones para distintas secretarias del gobierno.
Actualmente la pintura de los aviones de ala fija de la secretaría de Marina, es suministrada por EmBravo, “nosotros le diseñamos un tono de bajo perfil y unificamos el color de todas sus aeronaves”, llegando a un alto grado de especialización. “El uso de un equipo militar no es el mismo que el de un jet”, señaló.
“Los helicópteros de la Marina bajan en terrenos agrestes, salinos, en desiertos, o en lugares de temperaturas bajo cero. Suben a más de 25 mil pies y cuando bajan quiebran la pintura, por los cambios de temperatura. Esto ocasiona desprendimientos, se bota la pintura, deja desnuda la lámina, causa corrosión, desgaste de tornillos y empieza a reblandecer la estructura”.
Por último, para Alvarado Bravo, la industria de la aviación en México empieza a convertirse en el principal motor de la economía del paí,s y la fabricación especializada de enseres y partes de avión está resurgiendo como un nicho de negocios en el que las pequeñas y medianas empresas pueden ingresar.
En México, más del 64 por ciento de los empleos que genera la industria aeronáutica en el país se concentran en los estados de Baja California, Chihuahua y Querétaro, acorde a datos de la Dirección General de Industrias Pesadas y de Alta Tecnología de la secretaría de Economía.
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