Por Salma Domínguez
Con 22 mil horas de vuelo, la Capitana Verónica Cervantes Zúñiga, se convierte en la primera mujer piloto jubilada en la historia de la aviación nacional; su carrera la culmina con un vuelo Ciudad de México - Japón a bordo de un Boeing 787 de Aeroméxico.
“La aviación ha sido mi sustento, Aeroméxico también nos ha sostenido porque mi marido también fue piloto, él se jubiló hace 5 años, y sin dejar atrás a ASPA de México que ha sido mi casa y me ha defendido los últimos 40 años. Aún guardo el telegrama en el que me invitaron a participar. El llegar bien a una edad de jubilación es un lujo y lo veo como un logro sindical ya que tengo la vida por delante”, comentó la capitana en entrevista con A21.
Una vida en los cielos
En sus inicios la capitana Cervantes Zúñiga estudió en la Escuela de Aviación México, en donde se graduó como la única mujer de su generación. El primer avión que voló fue un Cessna 172 a la edad de 17 años, mientras realizaba sus estudios. En 1981, una vez egresada, fue copiloto de un DC9 fabricado por McDonnell Douglas, aeronave de 40 toneladas de peso con capacidad para transportar 85 pasajeros.
Conforme fue creciendo profesionalmente, tripuló un MD y un B767, después se mudó a Estados Unido en donde voló con Pan American World Airways en un B727.
Tras su regreso a México voló nuevamente a bordo de los aviones DC9 y MD como copiloto y posteriormente, en 1999, fue comandante de un Boeing 737 y luego de un B767, con el cual se hizo merecedora de las estrellas trasatlánticas. Las últimas dos aeronaves de las que fue comandante fueron un B777 y un B787.
“Para mí el gran amor de mi vida ha sido el B777. Con casi 300 toneladas es el más grande que ha tenido México como país y Aeroméxico como compañía”, manifestó la Capitana.
Verónica se convirtió en la primera mujer jefa de pilotos de un equipo en la historia de Aeroméxico. Comandó toda una tripulación integrada sólo por mujeres que partió de México con destino a China en el llamado “vuelo rosa”, acontecimiento del cual dijo sentirse muy contenta y orgullosa.
La decisión de volar derivó de su gusto por ser turista y viajar. La oportunidad de dedicarse a la aviación fue algo que simplemente se dio, con lo cual se siente muy feliz y agradecida.
“Dentro de mi carrera también hubo momentos duros, lo más difícil fue dejar a mis hijas, pero la decisión estaba tomada. Pero uno no las deja, yo siempre les decía: mamita se va, pero siempre regresa”.
De igual forma indicó que su vida se compone de muchas cosas, no sólo de aviones, por lo que como parte de su jubilación tiene planeado recuperar tiempo con sus hijas.
“Estoy muy contenta y muy agradecida, sobre todo ahora de que me estoy retirando y me estoy retirando tan bien”.
Asimismo, reconoció que en la aviación aún existen cosas pendientes por hacer, como incorporar a más mujeres. “Al principio éramos dos mujeres entre mil hombres. Ahora con Aeroméxico y Connect somos aproximadamente 160 entre mil 500, la diferencia del género es bastante”.
Por su parte, su esposo, el piloto jubilado Eduardo José García Godoy dijo para A21 que conoció a Verónica hace 40 años, mientras los dos buscaban trabajo e ingresaron a Aeroméxico, y recordó que en algún momento, los trabajadores de la aerolínea decían que la capitana Cervantes Zúñiga no era la jefa del 777, sino la mamá de la aeronave porque se daba el tiempo de escuchar y solucionar las circunstancias que se presentaban con la tripulación.
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