A pocos días de cumplirse un año de la tragedia en la que Andreas Lubitz, copiloto de Germanwinds, que estrellara un avión comercial con 150 pasajeros a bordo en los Alpes franceses, la prensa alemana descubre un aspecto de responsabilidades sobre las tripulaciones de aerolíneas.
Según la edición dominical del diario Bild, el copiloto tenía al menos siete años recibiendo asistencia médica por problemas síquicos, período durante el cual visitó a no menos de 41 médicos. Aunque fue atendido por todos, ninguno reportó a las autoridades
Bild alude a documentos de la Fiscalía General alemana y la autoridad francesa de investigación de accidentes –BEA-, que revelan como el copiloto de 27 años, que a todas luces estrelló “ex profeso” el avión de Germanwings, padecía alteraciones de tal grado que obligaron a medicarlo con distintos fármacos que le combatieran la ansiedad y la depresión.
Andreas Lubitz sufría desde hacía más de seis años trastornos de sueño, pérdida de los sentidos del olfato y el gusto y dificultades de audición, todo lo que fue diagnosticado como episodios depresivos y enfrentando con un arsenal químico para evitar los decaimientos, como Mitrazapin o Cipralex.
Las conclusiones finales sobre lo ocurrido en el trágico vuelto serán presentadas en los próximos días por las autoridades germanas.
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