Con la ayuda del Real Observatorio de la Armada, España persigue desde hace al menos un lustro la basura espacial de grandes dimensiones.
Por una parte, con el telescopio instalado en los Pirineos, toma fotografías del cielo para calcular la posición de objetos extraños respecto a estrellas de ubicación ya conocida; por otra, la estación láser de Cádiz (ROA) se encarga de seguir y corregir la órbita de satélites equipados con retrorreflectores, espejos que devuelven el disparo de luz a su fuente de origen.
De acuerdo con datos de El País, desde el lanzamiento del primer Sputnik, el 4 de octubre de 1957, miles de cohetes, satélites y sondas han sido enviados al espacio y han acabado su vida útil.
Esos artefactos sirvieron en misiones científicas, ayudaron a predecir el tiempo y sin embargo, ahora son basura peligrosa, muchos de ellos han colisionado, estallado o han sido explosionados desde tierra, forman una nube de residuos espaciales que envuelve la tierra, pueden alcanzar una velocidad de 10 kilómetros por segundo y cuando impactan, causan destrozos impredecibles.
Este problema es muy relevante, pero no se ha querido abordar antes porque a algunos países, como China, no les interesaba, asegura el experto Martín Dávila.
Por lo tanto, indica, la Unión Europea tiene el objetivo de construir sobre este continente una especie de “gran ojo vigilante formado por pequeños ojitos”. Este organismo contribuye en el costo de la remodelación, de casi medio millón de euros, junto con el Ministerio de Economía español.
El objetivo es que, entre todas las instalaciones que son capaces de detectar basura de distintos calibres, se elabore un catálogo de la cantidad de escombros que hay en movimiento. De esta manera, cuantos más materiales de desecho estén localizados, más fácil será evitar los riesgos.
El método vale tanto para aparatos en activo como en desuso, y con la reforma de este observatorio, en el que un tercio de los trabajadores son militares, la basura detectable, con o sin retrorreflectores, será más pequeña y, por lo tanto, se va a multiplicar en número. Según el Ejército, serán las únicas instalaciones en España y unas de las pocas en el mundo, capaces de ver con tecnología láser el descomunal vertedero que nos rodea.
