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03/05/2024

La memorable hazaña del capitán Ocaña

Sebastian Pinelli / Domingo, 26 Marzo 2023 - 19:56

Gerard Callanan estaba abriendo su gasolinería a las ocho de la mañana del 18 de abril de 1983, cuando escuchó un estruendo y notó a un jet volando bajo, una imagen inusual para el tranquilo pueblo donde vivía, al sur de Irlanda. Callanan observó al jet privado descendiendo por el norte, dando vuelta de reconocimiento, deduciendo correctamente que estaba ejecutando un aterrizaje de emergencia en el hipódromo cruzando la calle, porque en su comunidad no hay ningún aeródromo.

El avión hizo una vuelta cerrada hacia la izquierda, bajó el tren de aterrizaje, tocó tierra y continuó desplazándose por 400 metros, donde golpeó con sus alas un poste de concreto y un cerco de alambre, con daños menores. Una vez detenido completamente, la puerta se abrió y descendieron cuatro pasajeros y la tripulación comandada por Rubén “El Muerto” Ocaña Rubio; entonces, Gerard recibió al capitán con un “bienvenido a Mallow”.

La aeronave, con matrícula XA-FOU, era un Gulfstream II para 15 pasajeros, que hacía vuelos ejecutivos de Televisa y traía a bordo a su dueño, Emilio “El Tigre” Azcárraga Milmo, a su mujer en turno y a otra pareja. Al bajar, El Tigre, quien había estado dormido durante la maniobra, le ordenó a Ocaña que le pidiera un taxi al aeropuerto más cercano y que arreglara ese asunto sin hacer alboroto en México.

El aterrizaje forzoso se debió a que el vuelo se declaró en emergencia por falta de combustible, y se dice que fue derivado de un tema de autoridad. El plan de vuelo inició en New Jersey y tenía como destino final Múnich, con escala en Shannon, Irlanda, pero sobre el Atlántico encontró fuertes vientos en contra que le hicieron consumir bastante combustible. Debido a que Shannon se cerró por mal tiempo, fueron desviados al alterno Cork, cuando se le comentó la peligrosa situación de insuficiente combustible al controlador aéreo Jim Lalor, quien estaba familiarizado con el área, indicándoles que siguieran un río y una carretera paralela a él, que los dirigiría al hipódromo donde podrían aterrizar.

El incidente captó bastante atención de los lugareños y de los medios locales, siendo Mallow en ese entonces una localidad de 7 mil personas. El capitán y su tripulación, conformada por los pilotos Germán Valle y Luis Flores, y el ingeniero de vuelo José Luis Ramos, estaban seguros de que podrían despegar una vez que repostaran combustible y la pista estuviera más seca y firme. Esta afirmación hizo reír a los locales, porque siempre llueve en la zona, algo que Ocaña comprobó de inmediato y lo plasmó en caricaturas que hacía, en donde dibujó al Gulfstream flotando en un río, a causa de las frecuentes inundaciones de la región.

Ante el dilema que significaba el riesgo del despegue, la aseguradora dio dos opciones: La primera era desarmar el avión y trasladarlo al aeropuerto más cercano; la segunda, que fue la que perduró, involucraba hacer una pista de despegue allí mismo, en el hipódromo. Para ello se contrató al equipo de ingeniería de la Mallow Sugar Factory, la fábrica del pueblo que hacía dulces, ubicada al lado del hipódromo y se usó material de la cantera local.

La construcción de la pista, de 3mil pies de largo, costó 200 mil libras, creando muy necesitado empleo para los habitantes de Mallow y tardó 39 días, mismos que la tripulación disfrutó en la comunidad. Durante su estadía, se convirtieron en celebridades, siendo jueces de un concurso de belleza, en el cual Ocaña coronó a la ganadora, y el capi era entrevistado por los medios e invitado a hablar con los jóvenes en las escuelas.

Descrito por muchos como alguien culto, carismático y una gran persona, Ocaña fungió de embajador entre mexicanos e irlandeses, platicando las diferencias culturales con los locales, quienes le llamaban afectuosamente “Reuben O’Cana”, pero especialmente resaltando las similitudes entre ambas, como el heroico Batallón de San Patricio de 1846, en el cual irlandeses desertaron del ejército invasor norteamericano para luchar al lado de nuestro país, ya que Irlanda también fue invadida, pero por los británicos, o cómo es la difícil y perseverante situación económica y migratoria de ambas naciones.

Una vez terminada la pista y lista la partida, dos mil personas y diversos medios de comunicación se dieron cita para despedir a la tripulación y, antes de abordar, Ocaña prometió regresar, dando palabras de agradecimiento y despedida en dialecto irlandés gaélico, acción que cimentó más el cariño de los habitantes.

Ocaña cumplió la promesa y retornó al año siguiente con su familia, y después el copiloto “Hermann” Valle con su esposa, manteniendo comunicación durante años con sus amistades de Mallow. El capitán Ocaña, reconocido miembro de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA) y piloto retirado de Aeroméxico, falleció en el 2009, cuando se estaba filmando “Amigos por accidente”, una película inspirada vagamente en el incidente.

La hazaña del capitán y su tripulación, no radica principalmente en la proeza del valerosamente ejecutado aterrizaje de emergencia hace cuarenta años, situación que debió haberse evitado en primer lugar, sino en la capacidad de sacar el mayor provecho de la adversidad, ese estado en el cual, tanto irlandeses como mexicanos, estamos muy acostumbrados a vivir diariamente, utilizando el humor como escudo y el ingenio como espada.

De allí que las dos culturas tengamos reputación de hospitalarios, patriotas, bebedores sociales y amigos sinceros, entre otras cosas, forjando vínculos que perduran para siempre. Por eso actualmente, en Mallow, hay un bar que se llama “Ocana”, un salón de baile con música de salsa y un “Ocana Fest”, donde se celebra a México durante dos días con su comida, mariachis y otros eventos en un pequeño, remoto y muy cariñoso pueblo irlandés.

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