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06/05/2024

Señales de color amarillo en el radar del clima laboral aeronáutico

Juan A. José / Martes, 6 Junio 2023 - 23:14

A mi amigo Toño de Saint-Exupéry no le encantaba mucho el sistema democrático. Debo confesar que a veces pienso que tenía razón, en especial cuando me entero que una maestra que, según versiones con mucho sustento, afirman plagió su tesis de maestría y una política que impuso una ilegal retención de un importante porcentaje de los salarios de los funcionarios en el gobierno municipal, que alguna vez encabezó, fue democráticamente elegida como la primera gobernadora de mi estado, y cuando me entero que un abusador sexual convicto que además atentó un golpe de estado en su país (nuestro vecino del norte) podría volver a la presidencia de esa nación.

Bien dice el refrán que “cada nación tiene el gobierno que se merece”, a lo que en esta oportunidad voy a agregar que “cada gremio tiene los representantes que se merece”, con lo cual voy a regresar al tema aeronáutico que, al final de cuentas, es lo que motiva la existencia de este espacio editorial.

Vivimos tiempos de turbulencia en el ambiente laboral del aerotransporte internacional; huelgas y amagos de paros de labores buscando mayores salarios y prestaciones por parte de pilotos de algunas de las más grandes aerolíneas del orbe, principalmente en los Estados Unidos y Europa, y denuncias de despidos de sobrecargos y también “brazos caídos” en conocidas operadoras mexicanas por supuestas violaciones a la normatividad laboral y temas de democracia sindical, colman las redes sociales en las que participo.

Lo cierto es que, salvo cierto personal “indispensable” y por ahí escaso, caso de un aviador experimentado y con capacidad de volar aeronaves digamos en la categoría de las familias A320 o B737, o la de un esencial trabajador general que a las primeras de cambio le deja a uno tirado el trabajo sin explicación alguna, afectando en mayor o menor grado la operación o el servicio, la precariedad de una parte importante de los empleos disponibles en el contexto aeronáutico mexicano es preocupante.

¿La ley de la oferta y la demanda haciendo lo suyo?

¡Sin duda!

Y es que, en estos momentos, no faltan candidatos con alto perfil profesional para cubrir posiciones en tierra, cada día peor pagadas en las empresas, como aquella que un taxi aéreo ofreció por medio de su dueño a un cercanísimo amigo al que, inclusive, le extendió una carta constancia laboral con el fin de que el interesado pudiese cubrir requisitos para el arrendamiento de un departamento cercano al aeropuerto de Toluca, en el que tienen ahora su base las aeronaves de la nueva gobernadora, donde prestaría sus servicios, solo para de pronto dejarle en el limbo sin responderle mensajes, y lo más importante: sin contratarle, eso sí, luego de haberle pedido ciertos trabajos que mi colega diligentemente entregó en tiempo y forma al requirente mismos que se relacionan, se dice fácil, con la compra de toda una aeronave ejecutiva. Y eso que no estamos hablando de un aeronáutico cualquiera, el involucrado, además de ser una amabilísima y prestigiada persona en el medio, posee una ingeniería en la especialidad y certificaciones y experiencia de corte internacional, que ya quisiéramos muchos tener en nuestros currículums.

Habiendo sacado de mi alma lo anterior, porque la verdad me duele y no solo por mi compañero de aventuras laborales, sino por decenas de miles de profesionales en circunstancias similares en toda clase de actividades productivas en el mundo entero, intento recuperar la objetividad antes de concluir este texto, comprendiendo que al final de cuentas los dueños del capital se las están viendo muy duras en los tiempos que vivimos. Aún así, no puedo dejar de sentirme ofendido por la falta de humanidad de algunos directivos en su trato hacia sus valiosos colaboradores o candidatos a incorporarse a sus equipos.

A como están las cosas, la verdad es que no me sorprende que en los radares del clima y las relaciones laborales aeronáuticas sindicalizadas y de confianza, los tonos amarillos y por ahí hasta naranjas y, hay que decirlo, rojos, estén presentes. Lo que me preocupa y mucho, es que hay quienes no comprenden que en una actividad con tantos riesgos como es la aeronáutica, los focos rojos en materia de talento en aire y en tierra, no pronostican vuelos muy tranquilos que digamos, como tampoco me temo los tendremos los mexiquenses.

“Los  artículos firmados  son  responsabilidad  exclusiva  de  sus  autores  y  pueden  o  no reflejar  el  criterio  de  A21”

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