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01/05/2024

Los bloques espaciales regionales emergentes

Fermín Romero / Jueves, 10 Agosto 2023 - 23:36

Actualmente existen más de 70 agencias espaciales gubernamentales en el mundo, además de las agencias espaciales civiles y empresas privadas que llevan a cabo diferentes actividades relacionadas con el espacio ultraterrestre (puesta en órbita de satélites de comunicación, observación de la Tierra y oferta de servicios, etc.), incluidas complejas misiones de exploración espacial.

Hasta antes de la guerra en Ucrania la cooperación internacional fue el paradigma adoptado en los grandes proyectos espaciales, fundado en el hecho de que los altos costos de los magnos proyectos espaciales -como la Estación Espacial Internacional o el Telescopio Espacial James Webb- lo hacían muy viable, por la suma de las respectivas capacidades y el costo compartido, además del beneficio para los países y sus agencias participantes en el entorno global.

Las sanciones impuestas a Rusia por la invasión de Ucrania incluyeron que la Unión Europea (UE) la excluyese de los programas de investigación: Horizonte Europa y Horizonte 2020, la ESA suspendió hasta 2024 el proyecto conjunto ExoMars, enfocado en explorar Marte en busca de pruebas de vida pasada. En respuesta, Rusia escindió la venta de cohetes a Estados Unidos y suspendió los lanzamientos desde la Guayana Francesa. Rusia planeaba dejar la Estación Espacial Internacional (EEI/ISS) en 2024, para dedicarse a su propio desarrollo espacial, sin embargo, por ahora Roscosmos aún suministra los cohetes que usa la EEI para mantenerse en órbita, a unos 400 km de la Tierra.

El obvio distanciamiento de varios países de Rusia -por el conflicto en Ucrania- generó cambios en los programas de cooperación y sus respectivos proyectos en materia espacial, el más visible de ellos -además fomentado por los sendos contratos a empresas particulares- la colaboración ruso-estadounidense y con los países que cerraron filas con los Estados Unidos.

Este contexto geopolítico postpandemia, aderezado con la guerra en Ucrania, está produciendo fracturas importantes en la economía global y en la arquitectura de la seguridad europea de la postguerra fría, que configura la estructura multipolar y regional del sistema internacional del siglo XXI, basado en las principales potencias económicas mundiales: Estados Unidos, China, Unión Europea, India, Japón y Rusia, que sobresalen por sus amplias capacidades geoeconómicas, geopolíticas y su poderío militar. Este orden multipolar, -con más de dos polos de concentración de poder- representa un sistema más complejo y de mayor inestabilidad.

La nueva carrera espacial (NCE), caracterizada -en esta primera etapa- por el objetivo de exploración y explotación de recursos en la Luna y Marte, así como por un proceso de regionalización geoeconómica y geoestratégica en este mundo disruptivo, como lo analizamos en la colaboración de la semana pasada; está inmersa en un escenario de tensión ideológica. En este contexto, la NCE está produciendo nuevos esquemas de colaboración. Los bloques espaciales regionales son asociaciones o alianzas entre países o regiones y sus agencias espaciales, para cooperar en el ámbito de la exploración y el uso del espacio ultraterrestre. Estas colaboraciones pueden involucrar el lanzamiento de satélites, la investigación científica espacial, la observación de la Tierra, entre otras actividades relacionadas con el espacio.

El ejemplo más representativo de los bloques espaciales lo constituye la Agencia Espacial Europea/European Space Agency (ESA), cuyos antecedentes datan de finales de 1960 cuando científicos europeos crearon la European Space Research Organization (ESRO), enfocada en investigación para el desarrollo de satélites, así como la European Space Vehicle Launcher Development Organization (ELDO), impulsada a nivel gubernamental para desarrollar un transbordador europeo, ambas organizaciones iniciaron operaciones en 1964 y produjeron importantes centros de investigación: European Space Research and Technology Centre (ESTEC) en Holanda, para el desarrollo de satélites y vehículos espaciales y el European Space Operations Centre (ESOC) en Alemania, para el control de las operaciones de satélites en órbita.La ESA fue constituida el 31 de mayo de 1975 como una organización intergubernamental, destinada a coordinar el desarrollo de las capacidades espaciales europea y garantizar que la inversión en el sector espacial se tradujera en beneficios directos para los ciudadanos europeos.

En los últimos años, además de las agencias espaciales más reconocidas: NASA Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio), Estados Unidos; ESA (Agencia Espacial Europea), Europa; Roscosmos (Agencia Espacial Federal Rusa), Rusia; CNSA (Administración Espacial Nacional China), China; ISRO (Organización de Investigación Espacial de la India), India; JAXA (Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón), Japón, entre muchas otras entidades gubernamentales, adicionalmente han surgido algunos nuevos bloques espaciales regionales, con el objetivo de aumentar la cooperación en la exploración espacial, el intercambio de tecnología y conocimientos en el campo espacial, es decir organismos internacionales establecidos que fomentan la cooperación espacial entre países.

Algunos de estos bloques o agencias incluyen, por ejemplo:

La nueva Agencia Espacial Africana (AfSA), inaugurada el 25 de enero de este año, agrupa a 55 de los 59 países del continente africano, con el objetivo de garantizar un acceso óptimo a los datos, información, servicios y productos derivados del espacio, así como promover, asesorar y coordinar el desarrollo y la utilización de la ciencia, las tecnologías espaciales y las regulaciones asociadas en beneficio de África.

La Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE), una organización internacional de exploración espacial cuya sede se ubica en Querétaro, México, está integrada por varios países (23 de 33) de América Latina y el Caribe, que han firmado el convenio constitutivo. Se creó en 2021, a iniciativa de México -apoyándose en Argentina- en el marco de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), máximo órgano intergubernamental de concertación política en la región y la Conferencia Espacial de las Américas (CEA); su objetivo es coordinar las actividades de cooperación en el ámbito espacial de los países latinoamericanos y caribeños, para el uso y exploración pacífica del espacio ultraterrestre, la Luna y otros cuerpos celestes.

Actualmente, existen en América Latina las siguientes agencias: Comisión Nacional de Investigación y Desarrollo Aeroespacial (CONIDA, 1974);  Agencia Espacial del Perú (AEP, 2007); Argentina, Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE, 1991); Agencia Espacial Brasileña (AEB, 1994); Agencia Chilena del Espacio (ACE, 2001, disuelta en 2013); Venezuela, Agencia Bolivariana para Actividades Espaciales (ABAE, 2005); Comisión Colombiana del Espacio (CCE. 2006); Agencia Espacial Mexicana (AEM, 2010); Agencia Boliviana Espacial (ABE, 2010); Agencia Espacial del Paraguay (AEP, 2014); Instituto Espacial Ecuatoriano (IEE, 2012-2019), cabe destacar que a nivel privado Ecuador cuenta con la EXA Agencia Espacial Civil Ecuatoriana, organización no gubernamental cuyo objetivo es la investigación y desarrollo espacial.La integración de estas y otras entidades en la región será crucial para consolidar una ALCE, que produzca la independencia tecnológica de la región, investigación y desarrollo, capacidades nacionales y un ecosistema espacial robusto que le permita a Latinoamérica competir a nivel global. Una tarea nada sencilla debido a que subsisten diferencias ideológicas (influenciadas por Estados Unidos, China y Rusia) y marcadas asimetrías en la región.

El Grupo de Coordinación Espacial Árabe (GCEA, 2019) conformado por 12 países con el propósito de construir el primer satélite emiratí y desarrollar el sector espacial con astronautas árabes. Emiratos Árabes Unidos conjuntamente con Japón, Corea del Sur y Rusia, ya preparan sus propias misiones lunares.

Estados Unidos y los Acuerdos Artemis de la NASA (2020) con sus socios (28 países hasta el momento), tienen el objetivo de volver a la Luna para 2025 con viajes tripulados y establecer un marco de gobernanza para la exploración y la minería lunar, con una estación en su polo sur, como paso previo a realizar lo mismo en Marte y otros planetas.

Rusia y China (2019), en una peculiar alianza fluctuante, también articulan fuerzas para enviar humanos a la Luna y montar una Estación Internacional de Investigación Lunar.

La Organización de Cooperación Espacial Asia-Pacífico (APSCO, 2005), liderada por China, está conformada por Bangladesh, Irán, Mongolia, Pakistán, Perú, Tailandia y Turquía, con el propósito de desarrollar y lanzar satélites y operar el sistema de GPS chino de navegación Compass o BeiDou (2012). El Asia-Pacific Regional Space Agency Forum (APRSAF, 1993), creado para potenciar la cooperación internacional en las actividades espaciales en la región Asia-Pacífico, donde las agencias espaciales, organismos gubernamentales, organizaciones internacionales, empresas privadas, universidades e institutos de investigación de más de 40 países participan en la mayor conferencia de la región Asia-Pacífico relacionada con el espacio.

En este abanico de bloques espaciales existentes y emergentes coexisten diversos países, aquellos que aún no dominan toda la cadena de desarrollo espacial pero que gradualmente están desarrollando sus propias competencias espaciales (mayormente satelitales), que les permitirán jugar también un papel relevante en la gobernanza espacial, bien sea dentro de algún bloque o bien desplegando sus propias capacidades de manera autónoma. Es un hecho que los países que logren asentarse en la Luna podrán influir en dar forma al entorno legal y regulatorio que normará las actividades lunares, es decir, asuntos como la extracción de recursos (ISRU) y los beneficios y desarrollos que ello implica y mucho más. La tensión geopolítica generada en el contexto de la NCE conlleva tanto riesgos como beneficios en el sector espacial y particularmente en la industria privada; el New Space, que crece considerablemente y donde las empresas, además de gobiernos, organismos internacionales y las agencias espaciales, marcarán la pauta en la exploración del espacio profundo.

En el actual ecosistema espacial global (fundado en factores como educación, tecnología, innovación, ideas disruptivas, capital de riesgo, infraestructura legal, fuerza laboral diversificada y cultura), liderado aún por los Estados Unidos y ahora con sus socios de Artemis, se están enfocando baterías en la Luna. En ese mismo escenario, no debemos perder de vista los ambiciosos planes espaciales de China, una potencia espacial con un creciente sector privado y su propia coalición internacional.

Considerando que la tecnología y la innovación son críticas para la seguridad nacional, tanto EU como China están invirtiendo fuertemente en tecnología de punta e IA (considerada el motor del futuro crecimiento económico y la resiliencia en los sistemas de seguridad nacional), para fortalecer sus respectivas ventajas competitivas de uno respecto al otro, e impulsando regulación vinculada con la política y geopolítica, entre las que destaca -en EE. UU.- la Ley de Reforma del Control de Exportaciones (2018) y la Ley de Autorización de Defensa Nacional (2019), ambas con amplias vinculaciones con el programa espacial estadounidense.

 

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