La Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) negó, en dos ocasiones distintas, contar con el dictamen final del accidente del vuelo CU972 de Cubana de Aviación y en el que se vio involucrada una aeronave de origen mexicano, operada por una tripulación también de origen mexicana.
“Referente a ‘(...) Solicito el dictamen final (documento original con la debida protección a datos personales enmarcados en el anexo 13) del accidente de la aeronave con matrícula mexicana XA-UHZ ocurrido el 18 de mayo de 2018 en La Habana, Cuba (...)’, se informa que, esta DGAC aún no cuenta con el documento requerido” señaló el organismo en dos respuestas a las solicitudes con folio 000900267919 y 0000900268019, realizadas por A21.
De acuerdo con la DGAC, el Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba (IACC) no ha entregado una copia del informe final del dictamen del accidente en referencia, aún cuando tiene la obligación de hacer llegar una copia a todos los estados participantes de la investigación (en este caso, Estados Unidos y México), como señalan los protocolos del Manual de Investigación de Accidentes.
Por su parte, el IACC aseguró el pasado 16 de mayo que la causa más probable del accidente del vuelo CU972 “fueron las acciones de la tripulación y sus errores en los cálculos de peso y balance, que conllevaron a la pérdida de control y desplome de la aeronave durante la etapa de despegue”.
No obstante, como señaló Francisco Gómez Ortigoza, secretario técnico en la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA) la enunciación de la causa probable, como hizo la Presidencia de Cuba, sin el contexto de los factores contribuyentes, no aclara realmente por qué ocurrió el accidente.
De igual forma, el abogado mexicano Samuel González Ruiz aseguró al medio estadounidense Univisión que hay nuevas evidencias que ponen en entredicho la versión del gobierno cubano de que fue un fallo humano lo que ocasionó el desplome del B737-200 arrendado por Cubana de Aviación a la aerolínea mexicana Global Air.
De acuerdo con el abogado, un automóvil perteneciente al Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana, Cuba, le pegó al motor izquierdo del B737 tres días antes del accidente en el que fallecieron 112 personas (y una sobrevivió), por lo que podría haber evidencia de mal mantenimiento de la aeronave.
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