
A pocos días de que las urnas se abran en el Sindicato de Sobrecargos de Aviación de México (ASSA), el ambiente huele más a turbulencia que a renovación.
Al menos, cuatro nombres aparecen en la boleta, pero detrás de ellos se asoman viejas sombras, viejos pactos y viejos titiriteros que no terminan de soltar los hilos.
TERESA TORREBLANCA busca la dirigencia con un discurso de conciliación, pero sin ruta clara. Su cercanía con la actual secretaria general, ADA HERMELINDA SALAZAR, despierta sospechas.
Doña Ada ha encabezado un liderazgo criticado por ser autoritario, hermético y distante de la base. Por eso, muchos ven en Torreblanca una continuidad del mismo estilo: centralismo, silencio y decisiones desde la cúpula, no desde el sobrecargo de a pie.
Ada Hermelinda Salazar cierra su administración con críticas, su legado no termina de convencer… pero tampoco desaparece del todo.
Del otro lado está BEATRIZ GRISELDA MEJIA PUENTES, la carta abierta de RICARDO DEL VALLE, y de su “patrona” la senadora ALEJANDRA BARRALES MAGDALEN, antes perredista y hoy bajo el cobijo de ALEJANDRO ÁLVAREZ MAYNEZ.
Del Valle, el mismo que firmó recortes de derechos laborales bajo el argumento de “salvar a la aerolínea”, vuelve a mover piezas desde atrás del telón.
Beatriz no tiene trayectoria gremial sólida, pero sí respaldo político y externo; incluso figuras como LETICIA VARELA, vinculadas a Morena, ya la promueven abiertamente.
Y aquí está lo delicado: fuentes internas aseguran que si Beatriz pierde, Del Valle ya prepara impugnar la elección… lo que podría convertirse en un conflicto mayor para el gobierno federal, justo cuando México se juega estabilidad sindical, credibilidad internacional y la renegociación del T-MEC.
El tercer nombre es RAFAEL MUNGUÍA. En su discurso habla de “recuperar la dignidad del sobrecargo”, pero su carrera ha estado rodeada de señalamientos por inconductas laborales y vaivenes gremiales.
No representa una ruptura clara, pero tampoco una certeza.
Y en tiempos donde la aviación vuelve a tambalearse entre huelgas, reestructuras y cielos cerrados, eso no es poca cosa.
Finalmente está CYNNTHIA RINCON, quizá la menos mediática.
Todo esto ocurre mientras la aviación mexicana vive uno de sus momentos más frágiles: aerolíneas en números rojos, tripulaciones sobrecargadas, recortes, nuevas normas internacionales, presiones operativas y un entorno que no perdona errores.
En medio de eso, tener un sindicato débil, dividido o cooptado por intereses políticos sería un lujo demasiado caro.
ASSA no necesita un nombre más en la pared. Necesita alguien con los ideales de un ROBERTO MARQUEZ, para recuperar lo que ha perdido: dignidad, confianza, independencia y voz propia.
Ojalá —por el bien de quienes vuelan sin descanso, de quienes anuncian turbulencias con una sonrisa y de quienes dejan su vida entre aeropuertos y hoteles— que esta vez el sindicato elija altura, no costumbre.
Sobrecargo Llamas
¡Queda Dicho!
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