
Cuando el gobierno promete bienestar, hay que mirar al cielo… Porque de ahí cae la factura.
El nuevo Paquete Económico 2026 carga de impuestos al sector aéreo: pilotos, escuelas de aviación y pasajeros.
Es la manera más costosa de financiar la “felicidad social”: estrangulando la productividad.
El gobierno presume una recaudación de 3.9 del PIB, pero no dice que detrás de esos números hay pilotos pagando casi 20 por ciento más por revalidar su licencia, aerolíneas subiendo el costo de los boletos y jóvenes que verán cómo su sueño de volar se les va por los aires.
Revalidar una licencia de vuelo costará 19.7 por ciento más. Para un piloto activo, eso significa hasta 25 mil pesos adicionales al año, solo por mantener su permiso vigente.
Las escuelas de aviación, antes exentas, deberán pagar por cada kilómetro volado: 11.03 pesos si usan aeronaves grandes o 7.6 pesos si son pequeñas.
Un alumno que requiera 200 horas de vuelo desembolsará alrededor de 200 mil pesos más en su formación.
La Tarifa de Uso de Aeropuerto —la famosa TUA— sube a 29.70 dólares para vuelos nacionales y 56.39 para internacionales. Con 118 millones de pasajeros al año, el golpe colectivo es brutal.
Otros trámites como certificados de aeronavegabilidad aumentan 32 por ciento; vuelos de inspección, 57; permisos a tripulaciones extranjeras, 109; y cobros en aeródromos menores, 39.
Nada de esto suena a “bienestar”. Suena a sobrecarga fiscal en un sector que ya paga combustible caro, despegues, aterrizajes, plataformas, seguros altos y regulaciones cada vez más densas.
Bueno, hasta la Coca Cola que se tome en el avión costará más.
Mientras tanto, el mismo Estado que exprime a las aerolíneas inyecta cinco mil 800 millones de pesos a la nueva Mexicana de Aviación.
Se subsidia lo simbólico y se castiga lo productivo.
Estos ajustes no solo encarecen volar; encarecen el futuro.
Formar un piloto en México ya cuesta más de un millón y medio de pesos, y con estas medidas la brecha entre quien puede y quien sueña será aún más grande.
La aviación no pide limosna: pide coherencia.
Si México quiere desarrollo, necesita cielos accesibles, no tarifas confiscatorias.
El bienestar no debería despegar sobre el sacrificio de los que hacen posible que el país se mueva.
Porque si seguimos así, llegará el día en que volar en México sea tan caro… que ni los sueños podrán pagar el boleto.
¡Queda dicho!
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