La exploración espacial ha evolucionado de una carrera liderada por dos superpotencias a un esfuerzo global cada vez más diversificado y colaborativo. En la nueva carrera espacial (NCE) y el NewSpace, la exploración espacial refleja una mezcla de competencia y colaboración; lo he señalado en varias ocasiones en este espacio. Mientras las grandes potencias compiten por la supremacía tecnológica y el acceso a recursos, la cooperación en proyectos como la Estación Espacial Internacional (EEI) demuestra la capacidad de la humanidad para trabajar en conjunto. En este contexto, el futuro de la exploración espacial se construye con un número creciente de países, agencias espaciales y empresas privadas desempeñando un papel activo, de manera que en el escenario actual el papel de las diferentes regiones del mundo se puede sintetizar de la siguiente manera.
Los Estados Unidos, hasta el momento ha sido la principal potencia espacial, destacando por su liderazgo en la exploración tripulada, la investigación científica en la EEI y el desarrollo de tecnologías de vanguardia. Actualmente, los EE.UU. -a través de la NASA- promueven un modelo de colaboración público-privada, descentralizando investigación, desarrollo e innovación (I&D+i), a través de empresas como SpaceX y Blue Origin, entre muchas otras; impulsando la reducción de costos en la carrera por los recursos de la Luna. Europa, se enfoca en la colaboración a través de la Agencia Espacial Europea (ESA) y las agencias nacionales. Su fortaleza radica en el desarrollo de sistemas de lanzamiento confiables (como el cohete Ariane), la observación de la Tierra (programa Copernicus) y la navegación por satélite (Galileo), priorizando la cooperación internacional y el uso pacífico del espacio.
China, en apenas 32 años ha emergido como una potencia espacial con un rápido crecimiento y ambiciosos objetivos para alcanzar el dominio espacial. Ha construido su propia estación espacial (Tiangong), ha realizado misiones exitosas a la Luna (incluyendo el lado oculto) y a Marte, y está invirtiendo fuertemente en su propio programa de exploración tripulada y se mantiene en la competencia con los EE.UU. (Artemis) por establecer su propia base lunar. Su enfoque combina la tecnología civil y militar. Rusia, aunque su programa espacial ha enfrentado desafíos presupuestarios, sigue siendo un actor crucial, especialmente en vuelos tripulados a la EEI y en la provisión de motores de cohetes fiables; su colaboración con China y países afines será determinante en la carrera por los recursos lunares.
Las potencias espaciales emergentes como la India y Japón están ganando relevancia con sus propios programas espaciales. India (ISRO) se ha destacado por su enfoque en misiones de bajo costo a Marte y la Luna. Japón (JAXA) se enfoca en la robótica y la exploración de asteroides. Además, regiones como los Emiratos Árabes Unidos han entrado en la carrera con proyectos notables como la misión a Marte “Hope”, y Corea del Sur avanza en su propio cohete para poner satélites en órbita.
En este escenario, el informe “ESPI 2040: Espacio para la prosperidad, la paz y las generaciones futuras” propone una visión sobre el papel de Europa en el espacio de cara al año 2040. El documento elaborado por el Instituto Europeo de Política Espacial (ESPI), sostiene que el espacio es una herramienta fundamental para afrontar desafíos globales como el cambio climático y la inestabilidad geopolítica. El ESPI, fundado en 2003, es un centro de estudios (Tink Tank) independiente europeo dedicado al espacio con sede en Viena, Austria, la capital mundial de la diplomacia espacial. El ESPI cuenta con el apoyo de sus 21 organizaciones miembros y de un Consejo Asesor compuesto por expertos de prestigio internacional de diversos ámbitos.
Su misión es apoyar la visión de Europa en el espacio a través de tres áreas principales: participación, investigación y educación; proporciona un foro abierto para el debate crítico y formula posturas audaces, equilibradas y no reacias al riesgo. El ESPI busca promover la política espacial europea a nivel global, facilitar el análisis de las necesidades y capacidades europeas en el espacio y hacer recomendaciones a los responsables políticos e instituciones europeas. El ESPI, que opera sin ánimo de lucro: promueve la política espacial europea a nivel internacional y mundial; proporciona análisis, propuestas y recomendaciones independientes a los responsables políticos y las instituciones europeas y, sensibiliza a la opinión pública sobre cuestiones espaciales estratégicas. En consonancia con su visión política, el informe ESPI 2040, aboga por una Europa fuerte en el sector espacial como socio del mundo.
El informe de 20 páginas “ESPI 2040: Espacio para la prosperidad, la paz y las generaciones futuras”, originalmente publicado en enero de 2024 por el ESPI, cobra relevancia este año al cumplir la ESA sus primeros 50 años, ya que presenta una visión clara para que Europa se convierta en una potencia espacial completa para el año 2040.
El informe contiene las siguientes secciones:
- Visión y misión complementaria del ESPI para Europa en el espacio de aquí a 2040
- Desafíos europeos y globales y comprensión del lugar de Europa en el mundo
- Los logros de Europa en el espacio y la consiguiente revolución espacial, y
- Agenda de ESPI para lograr esta visión política y la evolución futura de ESPI
La situación actual de Europa
El informe destaca que, a pesar de sus logros significativos en el espacio (como la meteorología, la observación de la Tierra, la navegación y las comunicaciones por satélite), Europa enfrenta una brecha cada vez mayor con otras potencias espaciales como los EE.UU. y China, que la coloca en riesgo de quedar rezagada. Esta brecha se debe a una falta de voluntad política, una inversión insuficiente (un 0.07% del PIB, en comparación con el 0.25% de EE.UU.) y un enfoque excesivo en el retorno socioeconómico e industrial, dejando de lado la autonomía y la seguridad. El documento subraya la importancia del espacio y que Europa está en riesgo de repetir los errores que cometió con las tecnologías digitales y los semiconductores.
Visión y metas para 2040
El informe propone una visión audaz para que Europa se convierta en una potencia espacial completa, con el objetivo de capturar el 25% del valor global del espacio para la economía en general para 2040. Algunas de las metas clave son:
- Alcanzar la autonomía para formular sus propias políticas e intereses espaciales, sin depender de intereses externos.
- Duplicar la inversión en el sector espacial hasta alcanzar el 0.15% del PIB.
- Liderar la comunidad internacional en el uso del espacio para la sostenibilidad en la Tierra y garantizar su uso seguro y sostenible.
- Integrar el espacio con otras innovaciones y estrategias clave, como las digitales, las de seguridad y defensa, y las relacionadas con el cambio climá
- Aumentar las misiones de exploración espacial y establecer una presencia independiente en la órbita lunar y en la Luna.
- Fortalecer la base industrial y tecnológica para ser más competitiva y resiliente ante las cadenas de suministro globales vulnerables.
Tres niveles de acción
El informe propone que la política espacial europea se centre en tres niveles interconectados:
- Impacto político: integrar el espacio en otras áreas políticas, como la seguridad, la defensa, la diplomacia y los sectores económicos más amplios.
- Capacidad espacial y autonomía: ampliar los programas existentes (observación, navegación, etc.), participar en la exploración espacial tripulada y desarrollar la capacidad para la seguridad y la defensa.
- Fomentar un ecosistema industrial competitivo base: priorizar el talento joven y la innovación, y desarrollar nuevos mecanismos de financiación para el sector.
Al proponer una visión para Europa en el espacio, el informe describe cómo el espacio puede proporcionar soluciones para responder a los desafíos -sin precedentes- que enfrentan Europa y el mundo, y cómo el espacio puede ser una fuente de inspiración para la sociedad. De manera tal que hace un llamado a Europa para que exprese una voluntad política clara y actúe en función de sus ambiciones en el espacio, el documento define objetivos mensurables para Europa en 2040 y una agenda para que el ESPI apoye esta visión, basándose en los logros de Europa para participar en la revolución espacial y afirmar el papel de Europa como un socio fuerte para el mundo; enfatizando en el impacto político del espacio y subrayando su naturaleza transformadora, que afecta a todos los aspectos de la vida cotidiana, las economías y el futuro digital de Europa. El valor del informe ESPI 2040 reside en que se formula en un momento en que Europa carece de la voluntad política en la verdadera escala de su poder económico y capacidad para convertirse en una potencia espacial plena.
En suma, el informe “ESPI 2040” no es solo un plan para el sector espacial, sino una llamada a la acción para que Europa reconozca el espacio como una herramienta estratégica para su prosperidad, paz y posición en el mundo, instando a los responsables políticos a desarrollar la voluntad y la visión necesarias para aprovechar plenamente su potencial. Si bien Europa tiene todos los requisitos previos para convertirse en una potencia espacial completa, le falta una visión política clara y una estrategia integrada que vaya más allá del desarrollo de capacidades, como satélites y lanzadores, para enfocarse en el impacto político y los beneficios más amplios del espacio.
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