Es probable que en estos días, el Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT) determine que no recomendará refrendar la Inmunidad Antimonopolios (ATI), para la alianza que mantienen las aerolíneas Delta y Aeroméxico. Esta ATI ha permitido a ambas empresas no sólo crecer, fortalecer el mercado y ayudar a que Aeroméxico continuara, pues estuvo en Capítulo XI de la Ley de Quiebras de EU que permitió reestructurar adeudos y captar inversión para mantenerse en el mercado gracias, en parte, a las perspectivas favorables de la alianza.
De acuerdo con lo que dijo el DOT, esta resolución es resultado de las decisiones unilaterales que tomó México en relación con los aeropuertos donde operan las aerolíneas estadounidenses. En particular el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y, como consecuencia, el Felipe Ángeles (AIFA), de lo cual hemos comentado en entregas anteriores.
Es hasta cierto punto entendible la posición del DOT en cuanto a las violaciones al bilateral de transporte aéreo entre México y EU que se firmó en 2015. A las decisiones unilaterales de prohibir a los cargueros operar en el AICM y limitar los slots de este aeropuerto, lo que implicó quitarles algunos horarios a aerolíneas de EU, la respuesta que siguió fue aplicarles a las aerolíneas mexicanas restricciones en cuanto a trámites y aprobaciones ya definidas con anterioridad. O sea: ojo por ojo.Lo que no se entiende es qué culpa tienen Delta y Aeroméxico (DL-AM) de que el convenio bilateral de aviación entre ambos países esté en problemas. Según el alegato del DOT no hay condiciones para una operación pareja ni la competencia es justa. Tal vez esto suceda a partir de la limitación de slots, pero la alianza DL-AM es anterior y para lograr la inmunidad ambas aerolíneas debieron deshacerse de slots en aeropuertos de ambos países.
Además, según las cifras más recientes, la participación de la alianza DL-AM en el mercado México-EU es de 18.9%, en tanto American Airlines sola tiene el 18.8% y United 15.9%. Es más, Volaris ostenta el 13.3% en tanto Aeroméxico apenas alcanza 9.4%.
Estos y otros argumentos fueron enviados al DOT por las dos aerolíneas implicadas, en un documento de 80 páginas fechado el 11 de agosto y se espera una respuesta mañana mismo. Además de esgrimir temas legales, la alianza habló de las posibles afectaciones al empleo (al menos 4 mil en EU), la pérdida de conectividad en ambos países (directamente 23 frecuencias en 21 rutas con 1.8 millones de pasajeros e indirectamente 1062 itinerarios en 831 rutas). Todo ello implica pérdidas mínimas de 800 millones de dólares anuales y 310 mdd en PIB.
Lo curioso es que, al parecer, las autoridades de EU creen que con ello están castigando a México por violar el bilateral. Nadie les ha dicho que el gobierno mexicano no está protegiendo a Aeroméxico. Sabido es que esta aerolínea fue “non grata” para el anterior mandatario, e incluso -cuentan personas cercanas- solía decir: “¡Acábenlos!”
El perjuicio sería para los pasajeros y las empresas privadas, no para la administración. En otras palabras, de concretarse la amenaza de no mantener la ATI, estarían pagando justos por pecadores porque los menos interesados e incluso beneficiados de las decisiones ya mencionadas fueron estas dos aerolíneas. Ni justo ni legal. E-mail: raviles0829@gmail.com
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