¿Qué clase de piloto aviador era Antoine de Saint-Exupéry?
Original, es más: ¡muy original!, pero también brillante y mágico, tanto como lo fue como persona, periodista, dibujante, inventor, militar y autor, esta última faceta en la que con su libro titulado “El Principito”, extraordinario en todos los sentidos, cautiva cada vez más al público.
¿“El Principito” y su avión en el Atizapán?
Así es…
Y es que muy pronto, concretamente el domingo 24 de agosto, a eso de las doce del mediodía, en el marco del Festival del Aire 2025 que tendrá lugar en el Aeródromo Mexiquense “Dr. Jorge Jiménez Cantú” a partir del sábado 23, intentaré ofrecer una pista de aterrizaje desde de la cual se muestre a los aeronáuticos que asistan al evento, especialmente a los que se están preparando para serlo, que en mi opinión son los que más nos deben importar, una visión de aquello que constituye la fascinante carrera al mando de aeronaves de este inmortal señorón nacido en Lyon, Francia en el año 1900, fallecido defendiendo a su patria cuarenta y cuatro años después, también en geografías galas, que nos legó enormes lecciones de humanismo, expresadas en palabras consagradas en obras publicadas que van más allá de su famoso pequeño y profundo cuento filosófico, genialmente ilustrado mediante acuarelas elaboradas por el propio Antoine, el cual es frecuente encontrar en las bibliotecas de los hogares y hasta en los burós de sus recámaras en cantidad de países, incluyendo México, en donde es crecientemente popular.
La cita es en un campo de vuelo tan original, controversial y crítico como el propio “Toño” (así suelo referirme a él luego de más de 30 años estudiándole).
El de Atizapán no es un aeródromo cualquiera; llegó a ser todo un aeropuerto hacia comienzos de los años 80 pasados cuando la familia Checa decidió invertir en un par de aviones británicos Britten-Norman BN-2 “Islander” para ofrecer vuelos de taxi aéreo y chárter de pasajeros, inclusive programados, es decir, operaciones cercanas a vuelos regulares desde un peligrosísimo aeródromo habilitado en el campo de golf de su Hotel MonteTaxco, en la hermosa Taxco, Guerrero. AeroTaxco ofreció vuelos entre Taxco, Acapulco, Ixtapa-Zihuatanejo y Atizapán. Quien firma esta columna inclusive charteó en el año 1982 uno de esos “Islanders” para volar con un grupo de colegas estudiantes universitarios desde ese campo de golf a Atizapán por lo que puede presumir haber sido pasajero en un vuelo comercial aterrizando en un aeropuerto atizapense en el que además tuvo, en sus tiempos de estudiante de vuelo, el privilegio de hacer un vuelo en un bello ejemplar del histórico, robusto y confiable entrenador aéreo biplano Stearman (Boeing) PT-17, diseño ya casi centenario en el que muchos aviadores mexicanos hicieron sus primeras horas en el aire.
Hablando de historias, algo quienes me conocen saben que me encanta hacer, quizás valga la pena aprovechar esta oportunidad para recordar que el “Jiménez Cantú”, cuya inauguración presencié en el año 1977, no es el primer aeródromo de mi municipio de residencia, honor que correspondió al “Fiesta” que se encontraba literalmente “en el cerro” en el rumbo de la actual colonia Lomas Lindas. Entre los aviadores que lo empleaban y manejaban debo destacar al capitán Carlos Arturo Franco Peña, conocido como “El Colombiano”, colorido personaje —por decir lo menos, al que soy de la idea le debemos en buena medida el desarrollo aeronáutico del golfista municipio en el que hay cuatro campos: Bellavista, Chiluca, La Hacienda y Vallescondido, este último cercano al aeródromo en comento.
Pero regresemos a la visita de Antoine a territorio mexiquense el próximo 24 de agosto. Pretendo que sea un encuentro breve, pero en lo posible sustancioso y divertido, en el que este enamorado de la cultura aeronáutica intentará compartir ante quienes le honren con su presencia, detalles de la bitácora de vuelos de “Toño” incluyendo esas peripecias que lo colocan fuera del común de los pilotos, además que una que otra memorabilia, que en una de esas permita al auditorio comprender el paralelismo de la experiencia en vuelo Saint-Exupéry con la concepción de su hoy universal obra artística.
Es así que me permito invitarle entonces a acompañarme en la Zona Esmeralda atizapense, para descubrir juntos qué hay detrás de uno de los aeronáuticos más famosos y apasionantes que han existido; un hombre que con su vida y obra ha marcado a generaciones enteras.
Seguramente nos la vamos a pasar muy bien entre “El Principito” y los aviones gracias a los empresarios del sector que están organizando el Festival del Aire 2025 (Instagram @festivaldelairemx), insisto, los días 23 y 24 de este mes. ¡Los espero!
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