Hoy, mientras veo la imagen de la ceremonia de entrega del nanosatélite Gxiba-1 en el Centro Espacial de Tsukuba de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial, JAXA, un nudo de emoción se forma en mi garganta. Ahí, en ese momento histórico capturado por @JAXA_Kiboriyo en X, veo el fruto del esfuerzo incansable de estudiantes y profesores de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP). Este no es solo un paso más en el desarrollo espacial de México; es un testimonio vivo de cómo la educación, la pasión y la colaboración pueden llevarnos a las estrellas. Y como alguien que tuvo el privilegio de ser el organizador y mentor del proyecto AztechSat-1, el primer nanosatélite mexicano lanzado desde la Estación Espacial Internacional, así como padrino de la primera generación de ingenieros aeroespaciales de la UPAEP, les invito a reflexionar conmigo sobre el papel transformador de esta institución.
La entrega del Gxiba-1, desarrollado por la UPAEP y seleccionado para el sexto ciclo de KiboCUBE, marca un hito emocionante. La presencia de la Embajada de México y la Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior de la ONU, UNOOSA, en la ceremonia refleja el alcance global de este proyecto. Este nanosatélite, diseñado para monitorear la actividad de volcanes activos en nuestro país, no solo demuestra la capacidad técnica de nuestros jóvenes, sino que reafirma el compromiso de la UPAEP con la innovación. Ver esa bandera mexicana junto a la japonesa, y el pequeño muñeco con el logo de la universidad sobre la mesa, me llena de orgullo. Es un símbolo de lo que podemos lograr cuando combinamos talento local con alianzas internacionales como las de JAXA, la Agencia Espacial Mexicana y la NASA.No puedo evitar recordar el lanzamiento del AztechSat-1, un proyecto que marcó mi vida y mi carrera mientras trabajaba en la AEM. Aquel nanosatélite, construido por estudiantes y profesores de la UPAEP con el apoyo de la NASA, fue el primero de su tipo en orbitar desde la Estación Espacial Internacional, un logro que puso a México en el mapa espacial. Fui testigo de noches interminables de trabajo, de los ojos brillantes de esos jóvenes llenos de sueños, y de cómo, bajo mi guía y de otros mentores, se forjaba una generación de pioneros. Ser el padrino de esos primeros ingenieros aeroespaciales fue un honor que aún me emociona. La UPAEP no solo les dio las herramientas; les dio un propósito, una visión de un México que mira al cosmos.
Estos proyectos no son solo hitos tecnológicos; son lecciones de vida. La UPAEP ha demostrado que la educación superior puede ser el motor del cambio. Con el AztechSat-1, vimos cómo la colaboración con la NASA y la AEM transfería conocimiento y abría puertas a nuevas oportunidades. Ahora, con el Gxiba-1, la universidad sigue ese camino, preparando a una nueva generación para liderar el futuro espacial de México. Este esfuerzo colectivo, apoyado por instituciones como UNOOSA y JAXA, nos enseña que no estamos solos; que el mundo está dispuesto a invertir en nuestro talento si nosotros lo cultivamos.
Pero permítanme ser honesto: este camino no ha sido fácil. Recuerdo las dudas, los recursos limitados y los retos técnicos que enfrentamos con el AztechSat-1. Sin embargo, la resiliencia de la UPAEP y el compromiso de sus estudiantes y profesores convirtieron esos obstáculos en oportunidades. Hoy, al ver el Gxiba-1 a punto de despegar, siento que ese legado sigue vivo. Y eso me lleva a un llamado personal: invito a todas las instituciones educativas, empresas y ciudadanos de México a seguir el ejemplo de la UPAEP. Invertir en proyectos espaciales no es un lujo; es una necesidad para resolver problemas como la comunicación en zonas marginadas, el monitoreo ambiental y la seguridad nacional.
La UPAEP no es solo una universidad; es un faro de esperanza, un recordatorio de que el cielo no es el límite, sino el comienzo. Les pido que se unan a esta causa, que apoyen a nuestros jóvenes, que soñemos en grande. Juntos, podemos hacer de México un líder espacial, y la UPAEP ya nos mostró el camino. Sigamos orbitando hacia un futuro brillante.
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