Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) cumple sesenta años de historia institucional este 10 de junio.
Fundada en 1965 por decreto presidencial, ASA ha sido durante décadas una piedra angular del sistema aeroportuario mexicano: desde su primer director, JUAN TORRES VIVANCO, ha sido garante del suministro de combustibles para la aviación, referente de operación aeroportuaria eficiente y semillero de generaciones enteras de profesionales del sector.
Pese a los años recientes, marcados por una reducción drástica en el número de aeródromos bajo su administración —muchos transferidos de forma arbitraria a entidades castrenses o navales sin experiencia probada—, ASA continúa demostrando que su fuerza no está en el tamaño de su red, sino en la calidad y capacidad de su gente.
Actualmente opera directamente solo tres aeropuertos y participa en otros más en coordinación con gobiernos estatales. Pero su verdadera presencia se percibe en su robusta red de más de sesenta estaciones de combustible y en su reconocido Centro Internacional de Instrucción (CIIASA), donde aún se forman técnicos, operadores y especialistas con estándares internacionales.
Allí sigue latiendo el conocimiento técnico, la disciplina operativa y la inteligencia del factor humano: ese valor intangible que ni la GAFSACOMM al mando de ADOLFO HÉCTOR TONATIUH VELASCO BERNAL ni el Grupo Aeroportuario de la Marina al timón de JUAN JOSÉ PADILLA OLMOS han logrado replicar.
“En ASA no solo se despachan vuelos… también se forma gente la cual sabe cómo hacer que un aeropuerto funcione.”
Para conmemorar su aniversario, ASA ha preparado una serie de actividades, entre las que destaca la participación de KATYA ECHAZARRETA —la primera mujer mexicana en viajar al espacio—, como símbolo de un nuevo enfoque: quizás el futuro de ASA no esté solo en el aire… sino más allá de él.
En paralelo, se ha anunciado una inversión de 400 millones de pesos en la adquisición de ochenta nuevos equipos —autotanques, dispensadores y sistemas de abastecimiento—, lo cual confirma que la institución mantiene una lógica operativa rigurosa y una visión empresarial con sustento técnico.
Sin embargo, ASA necesita más que tecnología para sostener su legado.
Requiere una dirección empapada del sector aéreo, con experiencia real, mirada estratégica y profundo conocimiento del entorno lo cual no es igual a gobernar un estado.
Solo así podrá reinventarse con solidez, abriendo paso hacia un terreno donde México apenas comienza a despegar: el sector aeroespacial.
Sesenta años después, ASA conserva su estatura moral, su vocación formativa y su peso técnico.
Pero el reto ya no es solo mantenerse. El reto es evolucionar sin perder el alma.
Porque en la pista de la aviación nacional, todavía hay espacio para que ASA vuele más alto.
Y sí… el cielo ha sido siempre su destino natural. Aunque tal vez ahora, sea momento de mirar también hacia las estrellas.
Gracias:
Juan Torres Vivanco, Julio Hirschfeld Almada, Pedro Vázquez Colmenares, Librado Caudillo Nájera, Enrique Loaeza Tovar, Jorge Cendejas Quesada, Andrés Caso Lombardo, Humberto Lugo Gil, Alfonso Martínez Domínguez, Antonio Murrieta Necoechea, José Andrés de Oteyza, Guillermo Ruiz de Teresa, Jaime Corredor Esnaola, Alfredo Baranda García, Alfredo Elías Ayub, Patricio Chirinos Calero, Ernesto Velasco León, Gilberto López Meyer, Alfonso Sarabia de la Garza, Óscar Artemio Argüello Ruiz, Carlos Javier Villazón Salem, Carlos Manuel Merino Campos…
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