Estos dos conceptos son diferentes pero se encuentran bien relacionados particularmente en el contexto de las administraciones, la productividad y la gestión de proyectos diversos.
La eficacia es la capacidad que se tiene para lograr un resultado o un objetivo necesario, o sea es hacer lo que se debe hacer aunque el costo sea alto.
La eficiencia es la capacidad que se tiene para lograr un resultado o un objetivo necesario o sea hacer lo que se debe hacer pero cuidando los costos y ahorrando en tiempo, dinero y esfuerzo.
La eficacia se concentra y se enfoca en el resultado y la eficiencia se concentra y se enfoca en el proceso.
Desde luego que lo ideal es que una persona o una organización sean eficaces y eficientes para lograr sus objetivos de la mejor manera posible.
Ahora hablemos de la corrupción.
La corrupción es el abuso del poder para obtener beneficios personales indebidos y que se manifiestan de diferentes maneras como el soborno, el despotismo, el desvío de recursos y manipulación de contratos entre otros.
Tristemente nuestras autoridades aeronáuticas han caído de muchas maneras (y eso aceptado por ellos mismos) en la ineficacia, la ineficiencia y la corrupción rampantes que todos los días dan al traste con la posibilidad de un mejor y más rápido desarrollo de nuestra industria aérea.
Desde el trámite que puede ser el más elemental y sencillo hasta los de mayor rango, todos entran en los conceptos ya citados en lo que tiene que ver con AFAC.
También lo vemos con el aeropuerto Felipe Ángeles y sucede con Mexicana de Aviación y los aeropuertos bajo administración militar, sólo por nombrar tres relacionados con la industria aeronáutica de nuestro país.
Tampoco podemos dejar de hablar de la falta de planeación que es la ausencia de una visión clara, objetivos bien definidos y rutas concretas para alcanzar metas.
De todo lo anterior y agregando la falta de una voluntad verdadera de hacer las cosas, la falta de recursos económicos, humanos y tecnológicos se desprende la mediocridad y esa se refiere a la triste “cualidad” de ser promedio, común o poco destacado.
Ser mediocre es lo mismo que carecer de excelencia, originalidad o esfuerzo sobresaliente.
Así son ya, así se manejan nuestras autoridades aeronáuticas hasta hoy.
No podemos dudar que existen personas dentro de ese sistema mediocre que son trabajadores con nivel de excelencia pero que no logran destacar gracias al propio sistema en el que están involucrados que les provoca falta de iniciativa, bajo desempeño, preferencia por hacer solo lo sencillo y que no requiere mayor esfuerzo.
Pasa el tiempo, se vencen y se incumplen compromisos y promesas mientras muchos “especialistas” se siguen sentando alrededor de mesas de juntas y comisiones, pero las cosas que deberían cambiar simplemente no cambian y se quedan en garabatos en una hoja de papel cualquiera.
Hoy más que nunca se requiere al frente de la dirección y administración de nuestras autoridades aeronáuticas un líder y un golpe de timón, alguien que forme un verdadero equipo de especialistas profesionales con experiencia, eficientes, educados en la alta tecnología (que los tenemos) para mejorar y modernizar el trabajo de la Agencia Federal de Aviación.
En fin, por otra parte ahora nos enteramos que OACI nos puede echar fuera de la organización de la que fuimos fundadores por la falta de pago de cuotas que adeuda el gobierno federal.
¿Así o más ineficientes, poquitos y mediocres ?
Nuestro México y nuestra aviación a la deriva.
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